Caminar juntos en una dinámica de sínodo y sinodalidad es un gran desafío en el mundo urbano. De ahí la necesidad de buscar caminos que nos permitan avanzar, un propósito presente en el Congreso Internacional de Pastoral Urbana, realizado en Porto Alegre (Brasil), de 4 a 6 de marzo de 2024.
Sinodalidad en el contexto urbano
En este marco, tenemos dos instrumentos para avanzar en esa dirección. Por un lado, están las reflexiones del teólogo argentino Carlos Galli, que abordó el tema Por una Iglesia plenamente sinodal en el contexto urbano. De otro lado, está Francisco Aquino Junior, con su reflexión sobre Perspectivas teológicas y pastorales para la construcción de comunidades sinodales en el contexto urbano.
Como informa la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, el teólogo argentino comenzó haciendo un recorrido sobre esta temática en el contexto eclesial latinoamericano. Recordó que los encuentros sobre pastoral urbana en la región se remontan a 1965, un momento en que ya se abordó la imagen de la Iglesia en el sur del mundo.
Como resaltó Galli, este es un tema abordado por la Iglesia de América Latina y El Caribe en las últimas conferencias generales del episcopado. En ellas, se abordó el desafío de la urbanización, la inculturación del Evangelio en la cultura urbana, la nueva pastoral en la cultura urbana.
Una experiencia itinerante en la ciudad
«Caminar juntos en una pastoral urbana que reconozca y favorezca una presencia de Cristo entre los seres humanos, en una dinámica de sínodo y sinodalidad, de asamblea y de caminar juntos, en la misma dinámica de la vida humana que está hecha de movimiento y pausa, de trabajo y descanso, de oración y encuentro”.
Son puntos de reflexión que Galli ve como reparación para abordar la reflexión sobre la Iglesia sinodal misionera en la cultura urbana global. Para el asesor teológico del Celam, «el hogar, la ciudad y el mundo están inter penetrados en los fenómenos interseccionales de la globalización». El hogar, explicó, es el lugar de la alimentación, la intimidad y la comunicación. También se refirió diciendo que en espacio se cultivan las tradiciones familiares y sociales, los límites de lo privado y lo público.
En este entorno antropológico, se nos invita a experimentar la ciudadanía integral, matizándola con experiencias de sinodalidad. En la ciudad, de otro lado, se nos invita a una experiencia itinerante y urbana. Allí se puede seguir el ejemplo del apóstol Pablo, que vivió en un mundo intercultural, judío y grecorromano.
Una reflexión que llevó al teólogo argentino a invitar a los participantes del congreso a discernir la presencia de Cristo en la vida de las personas, presente en el contexto de nuestras ciudades, marcadas por la agitación, las aglomeraciones y las periferias. Para ello, ofreció dos pistas cristológicas: las imágenes de Cristo siervo paciente y sufriente; y de Cristo médico samaritano. Se busca discernir la presencia de Dios en la complejidad del mundo urbano. Esta exige gestionar las injusticias sociales con paciencia y sabiduría, y ayudar a los que sufren en las circunstancias más diversas.
Desde ahí, concluyó insistiendo en “caminar juntos en una pastoral urbana que reconozca y favorezca una presencia de Cristo entre los seres humanos, en una dinámica de sínodo y sinodalidad, de asamblea y de caminar juntos, en la misma dinámica de la vida humana que está hecha de movimiento y pausa, de trabajo y descanso, de oración y encuentro”.
Comunidades sinodales en el contexto urbano
Francisco Aquino Junior partió de un análisis de la realidad urbana y sus carencias: la pobreza, las tragedias ambientales, la violencia, los feminicidios, la tragedia de la soledad, las desigualdades sociales y económicas. Recordó a las personas que viven en la calle, presas de adicciones, que son percibidas negativamente y provocan exclusión.
Ante esta realidad urbana, presentó a la Iglesia como lugar de fraternidad viva. Afirmó que esta es un instrumento indispensable para transformar el mundo. Asegura que las pequeñas comunidades son un espacio humano, de cercanía y confianza, carismas y ministerios. No duda en que es un lugar para vivir la fe y una forma de presencia de la Iglesia en la sociedad.
En estas comunidades, en la medida en que se vive un dinamismo sinodal, se encuentra la forma de contribuir cualitativamente a resolver los problemas del mundo urbano. Son instrumento para responder a una sociedad marcada por la cristiandad y amenazada en el contexto de la posmodernidad, buscando hacer frente a la crisis de la comunidad y a la exacerbación del individualismo.
Se trata de ver la acción sinodal de la comunidad como elemento que tiene la capacidad de transformar los retos del mundo urbano. Por eso, siguiendo las palabras de Francisco, recordó que “sin sentido de pertenencia, espíritu de comunidad y comunión, no hay camino juntos, y corremos el riesgo de no superar las intenciones piadosas”.
Publicado en Religión Digital y reeditado para el Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad.
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