Mons. Luis Marín: “la sinodalidad hace referencia al ser, al hacer y al estilo de la Iglesia”

Luis Marín
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A punto de iniciar los trabajos de la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tiene como objetivo promover y concretar la dimensión sinodal de la Iglesia, el subsecretario de la Secretaría del Sínodo, Mons. Luis Marín de San Martín analiza el proceso sinodal y los pasos a ser dados en las próximas semanas.

Ofrecer al Santo Padre sugerencias y consejos concretos

Parte de lo que es el Sínodo de los Obispos: “un organismo esencialmente episcopal, no separado del resto de los fieles (es decir, en y desde el Pueblo de Dios), convocado periódicamente por el Papa para que le ofrezca informaciones y consejos sobre distintas cuestiones, buscando el bien de la Iglesia”. Marín de San Martín subraya que “tiene normalmente una función consultiva, no deliberativa”, que no es “un ‘mini-parlamento’, ni puede tomar decisiones, pero sí ofrecer sugerencias y consejos al Papa”. En ese sentido, afirma que “aunque a veces se pone el acento en el carácter consultivo, me parece igualmente importante destacar la obligación, previo discernimiento, de ofrecer al Santo Padre sugerencias y consejos concretos”.

Junto en eso, reflexiona sobre el tema: “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión”. Es por eso por lo que “todo debe girar en torno a esta temática y no sobre otros aspectos que, aun siendo importantes, deben ser abordados en otros ámbitos. Por eso la primera sesión se orientó a responder a la pregunta: ‘Iglesia sinodal, ¿qué dices de ti misma?’”, señalando que para la segunda la cuestión es: “Cómo ser Iglesia sinodal misionera”.

El proceso sinodal es fruto la eclesiología del Vaticano II

Analizando la segunda sesión, el subsecretario de la Secretaría del Sínodo recuerda que “el proceso sinodal es fruto la eclesiología del Vaticano II. Por eso es preciso retomar todo el Concilio, sobre todo, Lumen gentium, Gaudium et spes, Ad gentes”, subrayando que “si se desconocen estos documentos es imposible comprender el proceso que estamos viviendo en toda su realidad, belleza y profundidad, ni advertir su alcance”.

Igualmente, resalta que “para entender el pensamiento del Papa sobre la sinodalidad en la Iglesia, me parece imprescindible leer con atención algunos textos fundamentales: la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013), que traza las líneas maestras del pontificado de Francisco; el Documento de Aparecida, de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (2007), cuya comisión redactora estuvo presidida por el entonces cardenal Bergoglio; y tres textos pontificios sobre el tema sinodal como son el discurso con motivo del 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos (17-10-2015), el discurso a los fieles de Roma (18-09-2021) y el discurso en el inicio del proceso sinodal (09-10-2021)”.

Sinodalidad y Sínodo de los Obispos

En igualmente importante que “no podemos identificar, sin más, sinodalidad y Sínodo de los Obispos. La sinodalidad es una dimensión constitutiva de la Iglesia, como también lo son la comunión, la jerarquía, la evangelización, etc. Es decir, hace referencia al ser, al hacer y al estilo de la Iglesia (a este respecto puede verse el excelente documento de la Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, del año 2018)”, afirma. Ya refiriéndose al Sínodo de los Obispos, dice que “es un evento, que expresa y desarrolla la sinodalidad, como lo son también otras instituciones (sínodos diocesanos, asambleas eclesiales, consejos pastorales, consejos económicos, etc.)”. De ahí deduce que “estas instituciones y eventos se integran en el proceso sinodal, lo facilitan y lo concretan. La sinodalidad no concluye con el Sínodo de los Obispos ni se limita a él”.

Marín de San Martín recuerda que “el 22 de febrero de 2024 el Santo Padre estableció diez grupos de trabajo para tratar diversos temas resultantes de la primera sesión que, por su importancia, requieren ser afrontados con un estudio en profundidad, imposible en el mes escaso que dura el Sínodo. Estos temas, que surgen del Informe de Síntesis de la primera sesión y que, por tanto, son ya un primer fruto del Sínodo, son los siguientes: Relaciones entre las Iglesias orientales católicas y la Iglesia latina; El grito de los pobres; La misión en el espacio digital; La revisión de la formación sacerdotal en perspectiva sinodal misionera; Algunas cuestiones teológicas y canónicas en torno a formas ministeriales específicas; Relaciones entre obispos, vida consagrada, movimientos; Algunos aspectos de la figura y del ministerio del obispo; El rol de los representantes pontificios; Criterios y metodologías de discernimiento compartido de cuestiones controvertidas; Ecumenismo”. Cada grupo, explica el obispo agustino, “coordinado por una persona que no forma parte de la Curia Romana, involucra a expertos de todos los continentes, refuerza la colaboración interdicasterial y se organiza según criterios propios en cuanto a programa, consultas, colaboraciones. Los grupos de estudio presentarán sus conclusiones y sugerencias al Santo Padre en junio de 2025”.

Instrumentum laboris de la segunda sesión de la asamblea sinodal

Abordando el Instrumentum laboris, que define como “el material de trabajo para esta segunda sesión del Sínodo de los Obispos”, destaca sus cuatro módulos, que marcarán los trabajos: Fundamentos; Relaciones; Itinerarios; Lugares, recordando que se añadirá un quinto módulo referido a la discusión y aprobación del Documento final, y que los trabajos, como viene siendo habitual, se articularán entre Grupos lingüísticos (36 mesas de 10-12 personas cada una) y Congregaciones Generales.

Sobre la dinámica de trabajo, recuerda que “el método de los Grupos será el de la ‘conversación en el Espíritu’, para indicar los puntos del Instrumentum laboris especialmente válidos, los que deben ser corregidos y las cuestiones que deben ser discutidas por la Asamblea”. En segundo lugar, “los representantes de cada uno de los 36 Grupos formarán cinco Mesas lingüísticas (dos en inglés, una en italiano, una en francés, una en español-portugués). La tarea de estas Mesas es la de elaborar una breve relación de síntesis y establecer la propuesta definitiva de temas a tratar por la Asamblea en la Congregación General”. Como tercer elemento, “las Congregaciones Generales escucharán las relaciones-síntesis de las mesas lingüísticas, votarán el orden de temas y procederán a la discusión de los mismos de forma sucesiva”. Finalmente, “el Documento final recogerá la orientación de la Asamblea y presentará sus propuestas y sugerencias al Santo Padre, que decidirá el modo de proceder”.

Una oportunidad de renovación y esperanza

El subsecretario del Secretaría del Sínodo señala que “se ha definido este proceso sinodal como un kairós: tiempo para profundizar la experiencia de Cristo vivo y, por tanto, la experiencia de Iglesia; momento fuerte que cambia la vida; oportunidad única e irrepetible”. Por eso advierte que “frente a tantas interpretaciones erróneas e interesadas, debemos situar este proceso y, en él, el Sínodo de los Obispos, en el ámbito del Espíritu Santo”. En ese sentido, “tal vez a algunos les resulte sorprendente, pero no hay duda de que estamos ante una realidad esencialmente espiritual. El protagonista, ha repetido el Papa, es el Espíritu Santo. Y esto no es una frase hecha ni un pensamiento pío. Tiene una enorme fuerza, vivificadora, renovadora, dinámica y creativa: la del Espíritu, que nos une Cristo y a los hermanos y hermanas y que nos impulsa a evangelizar, a dar testimonio del Señor Resucitado, a ser Evangelio. Y a hacerlo en el mundo de hoy, a encarnarlo en las actuales circunstancias de tiempo, lugar y cultura, en el barro del mundo y de la historia. Por eso la finalidad del Sínodo es la misión”, recuerda el obispo.

Del mismo modo recuerda que “debemos cuidar los espacios y tiempos de oración (al Sínodo lo precede un retiro espiritual), evitando caer en un trabajo meramente burocrático: debemos, ni más ni menos, discernir qué quiere el Señor para su Iglesia hoy. Para eso es preciso escuchar al Espíritu y discernir los signos de los tiempos. Asimismo, pedimos que todos los cristianos, nuestros hermanos y hermanas, nos ayuden con su oración. Este llamamiento quiero dirigirlo especialmente a los monasterios de vida contemplativa y a los santuarios”.

Importancia del aporte teológico

Con vistas a esta segunda sesión, Marín de San Martín destaca que “se ha cuidado especialmente el aporte teológico, tanto en la redacción del Instrumentum laboris como en la asistencia a los miembros del Sínodo. También contamos con valiosos subsidios y con numerosas publicaciones, cursos, conferencias y encuentros”, agradeciendo esta generosa labor de teólogos y canonistas. Algo que considera “una ayuda para lograr que el Sínodo sea un motor de reforma en la Iglesia, entendida como coherencia cristiana. Esto llevará a los cambios, a las reformas estructurales, a las decisiones valientes y creativas, pero siempre como resultado de la experiencia de la gracia y no como presupuesto de ella”.

Recordando las palabras de san Juan XXIII: “Todo el mundo es mi familia”, considera que “el Sínodo nos ofrece también un testimonio de fraternidad. La Iglesia es hogar común, donde el eje es el amor (cáritas), no la ideología. Así podemos entender la síntesis entre unidad y pluralidad en la Iglesia; la inmutabilidad del depositum fidei y la diversidad en los desarrollos culturales; el binomio Iglesia local e Iglesia toda; el reto ecuménico y el diálogo interreligioso; la variedad de vocaciones, carismas y ministerios. Y así podemos vivir, de verdad, la Eucaristía como fuente y culmen de la vida cristiana. Solo desde el amor, que es siempre fecundo. El mundo solo creerá si nos ve unidos, si somos coherentes con lo que predicamos, evitando la fractura entre el discurso y la realidad de la vida. El cristianismo no es prioritariamente conceptual, sino experiencial”.

Un importantísimo acontecimiento eclesial

Finalmente, recuerda que “el 2 de octubre el Santo Padre inaugurará la segunda sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos”, con 370 miembros (con derecho a voto), a los que se añaden los delegados fraternos, los invitados especiales, los expertos, asistentes y colaboradores. El total de participantes ronda los 550. Casi los 3/4 de los miembros son obispos, ya que se trata de un Sínodo de los Obispos y no de una Asamblea eclesial. La Misa de clausura tendrá lugar el 27 de octubre.

Estamos ante un importantísimo acontecimiento eclesial. Es tiempo de sacudirnos cansancios, miedos, individualismos, bloqueos, rutinas y agresividades. De mirar al futuro con esperanza y recuperar el entusiasmo, con un enorme amor a la Iglesia”, concluye el subsecretario de la Secretaría del Sínodo.

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