Monseñor Marín: “La sinodalidad debe llevarnos a la radicalidad en el compromiso”

Monseñor Marín: “La sinodalidad debe llevarnos a la radicalidad en el compromiso”
Compartir...

El Sínodo sobre la Sinodalidad está preparando la segunda sesión de la Asamblea Sinodal, prevista para los días 2 a 27 de octubre de 2024. Es la continuidad del trabajo realizado en octubre de 2023. El subsecretario del Sínodo de los Obispos, Mons. Luis Marín de San Martín, nos explica los pasos en el proceso sinodal.

Entre la primera y la segunda sesión

El Papa Francisco decidió que el actual Sínodo tuviese una asamblea en dos sesiones y estamos en el tiempo intermedio entre una sesión y la otra. ¿Cómo se está viviendo ese tiempo?, ¿cuáles son los pasos que se están impulsando desde la Secretaría del Sínodo?

Es un tiempo de implicación, compromiso y participación en la misma línea en la que discurre todo el proceso sinodal. Entre la primera sesión de la Asamblea del Sínodo de los Obispos de octubre de 2023 y la segunda sesión que se celebrará en octubre de 2024, desde la Secretaría del Sínodo estamos coordinando la conexión entre las dos sesiones. Podemos destacar tres fuentes: trabajo en las conferencias episcopales, grupos de estudio y comisiones de canonistas y teólogos, y encuentro de párrocos.

En primer lugar, tenemos como material de trabajo el Informe de síntesis, que ofrece muchas ideas para seguir desarrollando la eclesiología sinodal y concretarla en la vida, el estilo y la misión. Esperamos el discernimiento coordinado por las conferencias episcopales sobre cómo ser una Iglesia sinodal en misión. Este tema se está trabajando localmento y sus resultados nos enviarán antes del 15 de mayo de 2025.

En segundo lugar, el Papa ha querido crear unos grupos de estudio sobre 10 temas, que requieren una profundización teológica grande y una serenidad en su desarrollo. Entre ellos: relaciones Iglesias orientales católicas-Iglesia latina, grito de los pobres, entorno digital, formación sacerdotal en perspectiva sinodal misionera, formas ministeriales específicas, relaciones obispos-vida consagrada. También se revisarán algunos aspectos sobre la figura y el ministerio del obispo, el rol de los representantes pontificios, criterios teológicos y metodologías sinodales para un discernimiento compartido; camino ecuménico.

Próximos pasos en el camino de la sinodalidad

Estos temas se van a trabajar en unos grupos formados en colaboración con diversos dicasterios de la Curia Romana. Aquí tenemos un modo concreto de desarrollar la sinodalidad en la Curia Romana, en la línea de lo establecido en la constitución Predicate Evangelium. De este trabajo conjunto entre expertos de diversos dicasterios, se informará ciertamente al Sínodo de los Obispos.

El Papa también ha creado cinco comisiones de teólogos y canonistas para profundizar en el tema que se ha pedido a las conferencias episcopales: cómo ser una Iglesia sinodal en misión. El enfoque tendrá tres perspectivas: Iglesia local, agrupaciones de Iglesias, Iglesia universal. Se añaden otras dos perspectivas: el método sinodal y el lugar de la Iglesia sinodal en misión.

Esperamos el discernimiento coordinado por las conferencias episcopales sobre cómo ser una Iglesia sinodal en misión.

Por último, se va a celebrar un importante encuentro de párrocos, enviados por las conferencias episcopales. Tendrá lugar en Sacrofano (Italia) del 29 de abril al 2 de mayo de 2025. El objetivo es escuchar sus reflexiones y conocer sus experiencias sobre cómo ser Iglesia sinodal en misión. El abordaje se hará desde tres aspectos concretos: la comprensión de la sinodalidad en la vida de la diócesis, la participación de los diferentes carismas en la vida de la parroquia y la diócesis, las dinámicas de discernimiento y los organismos de participación.

Con lo que aporten estas tres fuentes (las conferencias episcopales, las cinco comisiones de canonistas y teólogos y el encuentro de párrocos) redactaremos el segundo Instrumentum laboris. Además, estamos preparando lo que será la segunda sesión de Asamblea del Sínodo (programa, etc.), que se iniciará con dos días de retiro espiritual.

«No se trata de trincheras, sino de familia»

Usted habla de Iglesia sinodal en misión, un deseo del Papa Francisco, ¿cuáles son los retos que hoy se enfrentan para concretar ese modo de ser Iglesia?

La Iglesia sinodal no es otra cosa, sino la Iglesia de Jesucristo. Debemos retornar a la belleza del Evangelio, con su radicalidad y exigencia, mostrando la alternativa que supone frente a los criterios del mundo. No es un concepto desde la retirada, la autorreferencialidad y la búsqueda de seguridades. Mucho menos desde la agresividad o la confrontación. No se trata de trincheras, sino de familia.

La sinodalidad plantea una Iglesia de manos tendidas y brazos abiertos, acogedora, hogar común, inclusiva y misericordiosa, dinámica y en salida, que comunica el entusiasmo del Evangelio en el que cree y por el que vive. Es la Iglesia coherente que testimonia y lleva la Buena Noticia a todos los rincones del mundo. El objetivo último del proceso sinodal es la misión, la evangelización.

Fundamentalmente, esta es una experiencia de Iglesia, una experiencia de comunión con Cristo y, en él, de comunión con los hermanos y hermanas. Solo así nos sentiremos impulsados a comunicar el Evangelio a nuestro mundo. Para esto, la propuesta es experimentar al Resucitado, es decir, al Cristo vivo, unido a su Iglesia. Cristo no es solo la referencia académica en un libro, tampoco un eslogan, una norma jurídica o una bandera ideológica. Es una persona viva.

No solo hablar de sinodalidad, sino vivirla

¿Cómo ayudar a la gente a entender que el objetivo de este Sínodo no es responder a temas concretos, sino avanzar en ese modo de ser Iglesia que el Papa propone?

Lo primero es comprender qué es la sinodalidad. Es una dimensión constitutiva de la Iglesia, como lo son también la comunión, o la misión. Es un proceso, que se concreta en eventos y estructuras (como por ejemplo el Sínodo de los Obispos, el Sínodo diocesano, los consejos pastorales, económicos, etc.), pero, sobre todo, es experiencia. No se trata solo de hablar de sinodalidad, sino de vivirla, de que trascienda a toda la Iglesia y todo lo que es Iglesia. Debe convertirse en un estilo, en un modo de ser y de hacer,  evitando la teorización y el espiritualismo. Es preciso tomar decisiones y desarrollar estructuras que la hagan viable. Hay que dar pasos.

Les pido no temer a Cristo ni al Evangelio, no recelar del Espíritu. La sinodalidad debe llevarnos a la radicalidad en el compromiso, a la vanguardia. Seguir a Cristo es siempre un riesgo. Como lo es la vida. Este proceso también debe llevarnos a robustecer la comunión. Es tiempo de abandonar las zonas de confort, la instalación, la mundanidad, de sacudirnos rutinas, modos obsoletos y falsos, para abrirnos a la vivencia fuerte y gozosa de la fe que da sentido a nuestra existencia.

Por ello, debemos estar disponibles a la voluntad de Dios. Lo que el Papa nos pide es despertarnos, recuperar el gozo del Evangelio y, desde ahí, asumir nuestra responsabilidad y salir a testimoniar, a evangelizar como Iglesia. Merece la pena.

Siempre debe prevalecer el amor

La primera sesión de la Asamblea Sinodal mostró la riqueza de la diversidad, pero al mismo tiempo distintos modos de entender la Iglesia. En esa diversidad, que como el Papa insiste es una riqueza, ¿resulta difícil superar las divergencias y avanzar en el camino sinodal?

En la Iglesia, como en la familia, hay diferencias, modos diversos no solo de ver la realidad, sino de seguir a Cristo y encarnar y desarrollar el Evangelio. Siempre debe prevalecer el amor (caridad), que es el nexo de unión y lo que nos caracteriza como cristianos. Así pues, primero la unidad, sin la cual no es posible entender ni asumir la diversidad. El amor respeta las diferencias y las integra como riqueza. El reto es integrar, desde la unidad, las variedades para que enriquezcan a toda la Iglesia. La experiencia en la Asamblea del Sínodo de los Obispos ha ido en esta línea, debemos seguir avanzando.

En la Asamblea del Sínodo de los Obispos han surgido distintos modos de ver la realidad, pero siempre desde un inmenso amor a la Iglesia. Creo que no se trata de una confrontación entre grupos ideológicos, sino de escuchar al Espíritu, para discernir juntos la voluntad de Dios, buscando siempre el bien de la Iglesia.

Recuperar la dimensión profética

¿Qué resultados se esperan de la segunda sesión?

Debemos recordar que el Sínodo de los Obispos no tiene capacidad de decidir, no es deliberativo, sino consultivo, solo puede hacer propuestas al Santo Padre. No se trata de un pequeño parlamento, que legisla y toma decisiones para toda la Iglesia, utilizando el voto para imponer unos criterios sobre otros, como se hace en el debate político.

Se trata de recuperar la dimensión profética: ponernos en las manos del Señor, escuchar al Espíritu (que habla en la comunión eclesial) y dejarnos guiar por él. El profeta dice la verdad clara y directa porque está en contacto con Dios; anuncia y denuncia, pero no desde arriba ni desde afuera, sino desde dentro.

Un punto a tener claro es el tema establecido por el Papa Francisco para esta Asamblea General del Sínodo de los Obispos: “por una Iglesia sinodal, comunión, participación y misión”. Tras el discernimiento, se harán propuestas concretas al Santo Padre, para que él tome las decisiones. Si no hay consenso, también se pueden presentar opciones complementarias. Es preciso avanzar en comunión, conscientes de que el Espíritu Santo suele trastocar las previsiones. Así la Iglesia profundiza en el dato revelado para comunicarlo en la vida.

«Hay que escuchar al Espíritu»

Después de lo vivido en la primera sesión, como alguien que forma parte de la Secretaría del Sínodo, ¿qué les pediría a los miembros de la Asamblea de cara a la segunda sesión?

El Santo Padre nos ha invitado a escuchar al Espíritu Santo porque el Sínodo es un evento fundamentalmente espiritual. Debemos ir con el alma abierta y el ánimo dispuesto al cambio. No vamos a imponer las propias ideas, acver de qué manera puedo convenzo a los demás, sino disponibles a la renovación, a través de la oración y el discernimiento.

También tenemos que escuchar los signos de los tiempos de hoy y no tener miedo a dar pasos. Es momento de dejar entrar esa variedad de sensibilidades, culturas y realidades en la Iglesia, que constituyen una enorme riqueza.

Por último, les animo a vivir este momento como un verdadero Kairós. Estamos ante un tiempo de Dios, lleno de belleza y creatividad. Nuestra misión fundamental en el Sínodo es ser cauce de la gracia y no muro que contención, facilitar y no bloquear. El reto es ser Evangelio hoy.

Otros artículos de interés:

Lucio Ruiz: Sínodo digital, “un capítulo nuevo a lo que significa y significó siempre la misión en la Iglesia”

Moisés Sbardelotto: “Es imposible pensar en una Iglesia sinodal sin tener en cuenta la cultura digital”


Compartir...