Ser mujer no siempre es fácil, tampoco en la Iglesia. Esta situación debiera llevarnos a reflexionar todos los días. Han sido muchas las mujeres que han dado la vida en la lucha por sus derechos. Y, en la Iglesia, no son pocas quienes se comprometen para ser más reconocidas y poder participar de los espacios de decisión. En este marco, las mujeres amazónicas también piden un papel diferente en nuestra iglesia.
Ocupar espacios que les pertenecen por derecho y por el bautismo
La hermana Sonia Matos nos recuerda que, en la Amazonía, «ser mujer es estar totalmente impregnada del Espíritu de Dios que crea, ser solidaria con la creación, solidaria con los pueblos de la selva, con los pueblos de la tierra. Significa vivir plenamente feliz, insertada en este territorio” .
La superiora de las Hermanas Adoratrices de la Sangre de Cristo ve como desafíos el autoritarismo y el machismo, tanto en la sociedad como en la Iglesia. Advierte de una constante descalificación e invisibilidad de las mujeres, al no poder ocupar espacio que les son propios «por derecho y por bautismo”.
De su lado, Conceição Silva afirma que “ser mujer es resistir”. Por ello, invita a que, desde el trabajo pastoral, se luche contra el alto número de feminicidios. Pide estar al lado de la gente, junto a los más necesitados, pues “este es el verdadero Evangelio».
La activista Gorete Oliveira asume que «ser mujer en la Amazonía es ser gigantes, luchar y nunca dejar de luchar». Con ella coincide Guadalupe Souza Peres, quien asegura que «sin mujeres en la Iglesia amazónica, no tendríamos prácticamente nada». Esta líder pastoral en la Archidiócesis de Manaos recalca que «la presencia de la mujer en la Iglesia. Para ella, esto es de fundamental importancia, por la falta de sacerdotes en muchas comunidades. Es crítica con el clericalismo, pues ve en este fenómeno muchas barreras para la mujer.
«Ser mujer es estar totalmente impregnada del Espíritu de Dios que crea, ser solidaria con la creación, solidaria con los pueblos de la selva, con los pueblos de la tierra, y significa vivir plenamente feliz, insertada en este territorio”
Ministerialidad, voz y voto en las decisiones para las mujeres amazónicas
Las mujeres de la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) y de la CEAMA (Conferencia Eclesial de la Amazonía) lanzaron un manifiesto en el que celebran sus conquistas y reflexionan sobre los desafíos que enfrentan. Piden el reconocimiento del trabajo que las mujeres realizan en la Iglesia de la Amazonía, su presencia significativa, su ministerialidad, su voz y voto en las estructuras de decisión eclesial.
El texto denuncia que las mujeres continúan en desventaja y que siguen viviendo en un contexto violento de machismo, autoritarismo, clericalismo, marginación, invisibilidad y exclusión, problemas que no permiten avanzar en la comunión y en la sinodalidad.
Exigen ser escuchadas y muestran su dolor por el hecho de que siga vigente este “sistema sexista, conservador y clericalista, con pocas oportunidades para las mujeres en una Iglesia dominada por hombres”, y por la teología patriarcal.
Asimismo, las mujeres reprochan el silencio ante la grave situación de violación de sus derechos, la discriminación de género, la violencia sexista, la brecha salarial, la falta de representación de sus lideresas, el aumento de los feminicidios, las amenazas, el acoso y los asesinatos de defensoras de los derechos humanos y del medio ambiente.
Se saben “gestoras de la vida de la humanidad”. De ahí que el clamor de las mujeres amazónicas por un papel diferente en la Iglesia es fundamental.
Las mujeres amazónicas piden el reconocimiento del trabajo que ealizan en la Iglesia, su presencia significativa, su ministerialidad, su voz y voto en las estructuras de decisión eclesial.
Publicado en Religión Digital y reeditado por el Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad.
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