Con motivo de la 40.ª Asamblea General Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), el teólogo y perito del Sínodo Rafael Luciani ofreció una ponencia en la que trazó un recorrido histórico y teológico sobre la evolución de la colegialidad episcopal en América Latina y su convergencia con la sinodalidad.
Los orígenes de una conciencia eclesial continental
Luciani recordó que, ya en la primera mitad del siglo XX, se gestaban “nuevas formas y métodos” de encuentro entre los obispos latinoamericanos, iniciados por la convocatoria de Pío XII a la I Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Río de Janeiro (1955). Aquel encuentro impulsó la creación de organismos como la Organización de Seminarios Latinoamericanos (1958), la red de Cáritas América Latina y Caribe (1958) y la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR, 1959), así como la fundación de publicaciones clave: el Boletín Informativo del Celam (1957), la Revista CLAR (1962) y la Revista Medellín (1975) .
Con la II Conferencia en Medellín (1968) quedó formalizada la existencia del Celam como “órgano de contacto, colaboración y servicio”, cuya misión era fomentar “la intercomunicación de las Iglesias particulares del continente” . Pablo VI, en su vigésimo aniversario, alabó “la experiencia del afecto colegial, la manifestación fraterna de la comunión entre las Iglesias particulares y la Cabeza de la Iglesia universal” .
De la colegialidad episcopal a la eclesialidad sinodal
Bajo el pontificado del Papa Francisco, el Celam inicia una fase de revisión de su estructura organizativa y de su comprensión teológica de la colegialidad. En la Asamblea de mayo de 2019, se pidió “la renovación de la teología de la colegialidad episcopal a la luz de la sinodalidad” y se definió ya al Celam como un “organismo episcopal” cuya finalidad es “promover el ejercicio coordinado de la colegialidad episcopal, sosteniendo a los Obispos en el ejercicio de su ministerio en espíritu sinodal”.
De este diálogo entre estructuración y espiritualidad emergieron dos proyectos capitales: la creación de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama, aprobada en 2022) y la convocatoria de la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe (2021-2022). Sobre la Ceama, Luciani subrayó que no es “meramente episcopal”, pues integra obispos, representantes de pueblos originarios, instituciones como Cáritas y la CLAR, y expertos designados en diálogo con la Secretaría del Sínodo.
La Primera Asamblea Eclesial: “escucha discernida” y corresponsabilidad
La Asamblea Eclesial, concebida como “escucha discernida”, se desplegó en cuatro etapas: presentación (enero 2021), consulta (abril-agosto 2021), celebración (noviembre 2021) e implementación tras el Documento Final.
El proceso involucró a 1 095 participantes: laicas y laicos (39 %), religiosas y religiosos (15 %), presbíteros y diáconos (24 %), obispos (21 %) y cardenales (1 %) .
Según Luciani: “la Asamblea insertó la colegialidad episcopal en el seno de la sinodalidad eclesial, poniendo de relieve al laicado como sujeto eclesial. Es la expresión del principio de la Iglesia del primer milenio: ‘todo lo que concierne a todos debe ser discernido y decidido por todos’”.
Hacia una nueva eclesialidad sinodal
El teólogo señaló que la clave de este proceso es la integración de la autoridad del sensus fidei de todo el Pueblo de Dios. En este sentido, el Documento Final del Sínodo de 2024, ahora en proceso de “restitución” a las Iglesias locales, se convierte en “la ocasión propicia para enlazar nuevamente a la Asamblea Eclesial con el Sínodo de la sinodalidad”.
Luciani puntualizó que “la sinodalidad es el caminar juntos de los cristianos con Cristo y hacia el Reino de Dios, en unión con toda la humanidad; orientada a la misión, implica reunirse en asamblea… la escucha recíproca… el discernimiento comunitario… y la toma de decisiones en una corresponsabilidad diferenciada”.
Convergencia de sinodalidad y misión
Rafael Luciani remarcó la inseparable unión entre sinodalidad y misión: “la sinodalidad no es un fin en sí misma… es el dinamismo de comunión que une a todo el Pueblo de Dios y lo impulsa hacia la misión evangelizadora”.
En un mundo fragmentado, la experiencia latinoamericana de “sinodalidad misionera” cobra relevancia profética al conjugar la escucha del Espíritu con la opción preferencial por los pobres: “los pobres tienen un conocimiento directo de Cristo sufriente… La Iglesia está llamada a ser pobre con los pobres… y a escucharlos como sujetos de evangelización”.
Todos los fieles cooperan a la edificación
Con motivo del 70.º aniversario de su fundación y de la primera Conferencia General, el Celam se encuentra en un momento decisivo: equilibrar la memoria conciliar con un futuro sinodal que implica reformas espirituales, pastorales e institucionales.
La “quinta fase” de recepción del Concilio, gestada al interior de la tercera fase del Sínodo, invita a la Iglesia latinoamericana y caribeña a dinamizar su identidad sinodal, tejiendo “nuevos odres” que permitan al Espíritu Santo insuflar vida a estructuras renovadas, donde “todos, según su propia condición y oficio, cooperan a la edificación del Cuerpo de Cristo”.
La propuesta de Luciani, compartida en la Asamblea del Celam, constituye una guía teológica y pastoral para toda la Iglesia en la región.
Descargue aquí la ponencia completa.
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