“Todos, todos, todos”

“Todos, todos, todos”
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Fremy García Mariscal, miembro de la Familia Carismática Hijas e Hijos de la Iglesia en Bolivia, y seguidor del Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad, comparte con los lectores un artículo que presenta algunas señales de que el Jubileo de la Esperanza está íntimamente ligado al Sínodo de la Sinodalidad.

García recuerda que durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), realizada en Lisboa en agosto de 2023, el Papa Francisco señaló que en la Iglesia caben “¡todos, todos, todos!”, haciendo una exhortación a no dejar a nadie en los márgenes o periferias.

En su publicación en el boletín “El mensajero”, Fremy García asegura que este Jubileo es una invitación a fortalecer la comunidad cristiana y a lanzarse a un mundo lleno de incertidumbres, pero con la convicción de que el camino compartido llevará a nuevos descubrimientos.

Hacer realidad todo lo vivido

“El Papa Francisco nos regala este encuentro, el Jubileo de la Esperanza, para hacer realidad todo lo vivido. Y desde dicho encuentro lanzarnos a un mundo que no sabe qué nos espera, pero que nos irá descubriendo. Reunirnos para celebrar el encuentro con el hermano es abrir el espacio para todos, porque también eso lo hemos descubierto en el camino precedente”, afirma Fremy.

Asimismo, manifiesta que “llevamos tres años aprendiendo a caminar juntos y ¡no podemos abandonar la práctica ahora!”. La celebración, que se desarrolla en el contexto de un proceso espiritual, está marcada por dos señales: el año dedicado al Concilio Vaticano II (2023) y el año de la oración (2024). Ambas iniciativas reflejan la conexión del Jubileo con el Sínodo de la Sinodalidad, una exhortación a la conversión y a la reforma dentro de la Iglesia.

Renovar la fraternidad universal

En una carta dirigida al cardenal Fisichella, encargado de la preparación del Jubileo, el Papa Francisco señaló la necesidad de mantener viva la llama de la esperanza y trabajar por un futuro con una “mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras”. En este sentido, dijo que el Jubileo debe ser una oportunidad para renovar la fraternidad universal y atender las problemáticas sociales, especialmente las que afectan a los más pobres y a los refugiados.

El pontífice también recordó la urgencia de escuchar las voces de los marginados y de promover la justicia social. Citando el Levítico (25,6-7), sostuvo que el Jubileo es un tiempo de redistribución y de acceso equitativo a los recursos, uniendo la dimensión espiritual de la celebración con los aspectos fundamentales de la vida social. Asimismo, la importancia del cuidado de la creación como una expresión esencial de la fe y la obediencia a Dios, un compromiso cada vez más reconocido por los jóvenes.

Desde una renovada recepción del Concilio Vaticano II, el Papa Francisco ha impulsado un camino de conversión y reforma dentro de la Iglesia, elementos que se reflejan en el Documento Final de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos.

Con este espíritu, el Jubileo de la Esperanza se presenta como una oportunidad para fortalecer la unidad, afrontar los desafíos y vivir el Evangelio con mayor profundidad. “Saldremos al mundo más unidos, caminando juntos, más capaces de afrontar los desafíos bajo la forma de vida de Jesús de Nazaret”, asegura Fremy García Mariscal.

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