La Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad está dando sus últimos coletazos, pues este miércoles es el último día de trabajos generales, a la espera de la importante labor que será llevada a cabo jueves y viernes por la comisión de redacción para elaborar la versión definitiva del Documento Final que será votado punto por punto en la tarde del sábado, después de una lectura previa y esperemos que detallada, a fondo, en la mañana del mismo día.
Trabajo en los círculos menores
Este martes, como ya fue hecho en la tarde del lunes, con la presencia del Papa, los círculos menores han elaborado las enmiendas al borrador que recibieron. Como ha comunicado la secretaria de la comisión para la comunicación, Sheila Pires, el trabajo en las últimas horas círculos menores, ha destacado el equilibrio, profundidad y seriedad, así como el lenguaje sencillo del Documento Final, al que se brindaron algunas sugerencias en las intervenciones libres.
Pires destacó la alusión a la juventud, con la petición de uno de los miembros más jóvenes de la Asamblea Sinodal a los obispos a no dejarles de lado, “caminen con nosotros, porque nosotros queremos caminar con ustedes”, les dijo. Igualmente fue destacado la necesidad de que el documento recoja el papel de las mujeres, de los laicos, de las conferencias episcopales, de los sacerdotes y de las pequeñas comunidades. La asamblea insistió en decir un no fuerte y claro de la Iglesia contra la guerra, “de lo contrario ya no quedará ningún ser humano vivo que pueda leer este documento”, subrayó.
Por su parte, el prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, recordó que en las próximas horas la asamblea se dedicará a la elaboración de los modos, propuestas concretas, que pueden ser modos colectivos de los círculos menores, votados entre los miembros del círculo y que tienen que ser entregados antes del final de la mañana del miércoles, y modos individuales. Ruffini indicó que los modos colectivos tendrán un peso mayor. Igualmente, recordó que el documento fue redactado en italiano y traducido a varias lenguas para facilitar el discernimiento, entre ellos el ucraniano y el chino.
El Sínodo un Kairós para África
Los invitados a la Sala Stampa este martes 22 de octubre han sido el cardenal Fridolin Ambongo Besungu, Mons. Franz-Josef Overbeck, Mons. Andrew Nkea Fuanya, y el padre Clarence Sandanara Davedassan. El cardenal Ambongo, arzobispo de Kinsasa (República Democrática del Congo), afirmó que el Sínodo de la Sinodalidad ha sido acogido como un Kairós en su país, ayudando a descubrir cómo ser Iglesia en el contexto sociocultural africano. Después de tres años de trabajo, dijo sentirse muy satisfecho con un sínodo no para solventar problemas y sí para buscar una nueva forma de ser Iglesia, algo que cree se ha adquirido.
Según el cardenal, después saldrán otros elementos particulares, “el Sínodo definió una base y ahora tenemos que ver cómo aplicar esta idea de sinodalidad ante cualquier problema que pueda surgir. Cuando vuelva a casa intentaremos entrar en esta dinámica, como ser Iglesia católica en África de una forma diferente”.
La sinodalidad supone el futuro
El arzobispo de Bamenda (Camerún), Mons. Andrew Nkea Fuanya, inició sus palabras mostrando su agradecimiento por el Sínodo, “un ejercicio muy bello en el marco de la Iglesia católica”. El arzobispo definió la sinodalidad como “un signo escatológico para todos nosotros que procedemos de tantos lugares diferentes”. Desde ahí afirmó que “todos los miembros del Sínodo albergamos volver a casa como embajadores activos de la sinodalidad”. Para el miembro del Sínodo “la sinodalidad supone el futuro”, pues es una dinámica que lleva a “rechazar el individualismo”, siendo una “llamada a la vida comunitaria, al camino común”, algo muy importante para sus comunidades cristianas, que empiezan en las familias, y de ahí van a las misiones, conferencias episcopales y la Iglesia universal, Pequeñas comunidades en las que se conocen, y que para que sigan llenas la sinodalidad es vista como el camino.
Mons. Nkea Fuanya destacó el rol de los catequistas, sumamente importantes, con un papel fundamental, pues ellos están presentes a todos los niveles. Igualmente subrayó la participación de las mujeres, que son las que manejan las iglesias, y la importancia de estar juntos como expresión de la iglesia sinodal. Para el obispo camerunés, África es un lugar fértil para la sinodalidad, algo importante de cara a la paz, pues “en nuestras comunidades conseguimos resolver los problemas de forma pacífica”, concluyó.
Reinculturarse en una sociedad post secularizada
Por su parte, Mons, Overbeck, obispo de Essen y presidente de Adveniat, destacó que la mitad de los alemanes son personas sin religión, lo que los lleva a hacerse preguntas. Ante eso, la Iglesia católica tiene que reinculturarse en una realidad post secularizada, repensar las estructuras. Todavía más teniendo en cuenta que a las parroquias acuden los mayores y pocos jóvenes.
El desafío es volver a evangelizar después de siglos de cristianismo, brindar una nueva respuesta sobre el rol de la mujer en la Iglesia, buscar una respuesta a la falta de sacerdotes y lo que significa para la Liturgia, recalcó el obispo de Essen. En su opinión existe una tensión entre la estructura y la nueva espiritualidad. En ese sentido, dijo que la sinodalidad es algo que ya viven, con estructuras parroquiales ya son sinodales desde hace 50 o 60 años. A nivel de Conferencia Episcopal tras el escándalo de los abusos, la Iglesia alemana ha llevado a cabo una reflexión sinodal sobre las estructuras sinodales que ya tienen.
Dialogo como experiencia cotidiana en Asia
Finalmente, el padre Davedassan mostró lo que trae Asia al camino sinodal, donde los cristianos suponen una minoría, que los lleva a vivir junto con otras religiones, en una coexistencia que lleva a ser sinodales ad intra y ad extra. En un continente en el que el espacio público para la expresión de la fe parece reducirse cada más por el extremismo político y religioso, la necesidad de diálogo no es una opción, sino una necesidad en Asia, que forma parte de la experiencia de cada día, y es camino para vivir la harmonía.
En ese contexto, la sinodalidad supone el fundamento de todo esto, en una mezcla de credos cada vez más común, que hace que los niños aprendan a vivir en diálogo desde la familia. “El camino sinodal no es algo nuevo, ya existe en muchos países asiáticos y eso enriquece a la Iglesia”, afirmó. El teólogo reflexionó sobre cómo hacer teología, qué significa evangelizar cuando eso no se puede hacer de forma pública, cómo se expresa la fe en los lugares de trabajo, el desafío para la Iglesia ser sal y luz. Finalmente, dijo ver los migrantes como nuevos misioneros, pues en muchos lugares del mundo las iglesias están animadas por asiáticos.