Los 10 grupos de estudio creados por el Papa Francisco para abordar cuestiones relacionadas con la sinodalidad son un instrumento importante para que el proceso avance, según se ha hecho ver repetidas veces. La cuestión no es si se tratan los temas que preocupan en mayor o menor medida en la Iglesia, sino cómo y dónde se abordan.
Debate en torno a la ministerialidad femenina
Uno de los grupos que más polémica ha generado es el llamado grupo 5 que estudia “Algunas cuestiones teológicas y canónicas en torno a formas ministeriales específicas”, donde se han incluido cuestiones relacionadas con la ministerialidad, especialmente entre las mujeres y en torno del diaconado femenino, que para algunos es una cuestión decisiva, pero que podemos decir es una realidad a más entre otras de igual o mayor importancia para avanzar en el camino de la sinodalidad.
El viernes 18 de octubre los participantes del Sínodo fueron convocados por los grupos de estudio para un espacio de escucha y debate. A la llamada del Grupo 5 acudieron más de 100 personas. La ausencia del prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, provocó malestar en muchos de los participantes de la reunión, lo que le llevó a pedir disculpas, que fueron aceptadas, convocando una nueva reunión para la tarde del jueves 24 de octubre.
Más de 100 personas en una buena reunión
Una reunión de la que de nuevo participaron más de 100 personas y que ha sido calificada como algo bueno. El Grupo 5 está compuesto por alrededor de 30 personas, hombres y mujeres, que asumen diversos ministerios y servicios en la Iglesia, con diversas visiones, lo que enriquece el debate. Un trabajo que es llevado a cabo junto con los miembros y consultores del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, a quienes se les ha consultado, cuyas respuestas llevarán a un nuevo paso de discusión y votación.
Junto con ello se quiere una consulta más abierta, en la que participen personas que trabajan en las comunidades, en las bases, buscando conocer cómo se vive la ministerialidad en diversas regiones del Planeta y realidades eclesiales, que, evidentemente, son muy diversas, y que podrán abrir caminos para la Iglesia universal a partir de la realidad concreta, muchas veces de realidades que tradicionalmente no han sido muy tenidas en cuenta, pero que ayudan a que el Evangelio continue encarnándose en las diversas culturas, en la vida de la gente. Al respecto se ha destacado que se pretende aprender de las experiencias de mujeres en comunidades de la Amazonía y otros contextos, donde la ministerialidad tanto masculina como femenina es una práctica común en muchos lugares desde hace años, inclusive décadas.
El diaconado femenino no es algo maduro, se sigue debatiendo
El tema central de los debates en este grupo es la participación de las mujeres en la Iglesia, dejando claro que el tema del diaconado femenino no está entre los puntos a ser discutidos, algo que Tucho Fernández ha expresado en diversas ocasiones, bajo el argumento de que el Papa Francisco no considera esa cuestión como algo maduro. Se quiere profundizar en lo que apareció en el proceso de escucha sinodal y se señala que muchas mujeres no buscan el diaconado, sino una mayor participación en posiciones de autoridad y liderazgo dentro de la Iglesia.
El diaconado femenino, aunque el Papa considere que no es algo maduro, no es un tema cerrado, se sigue debatiendo en comisiones nombradas por el Papa y que llevan a cabo un trabajo que no depende del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Las posturas están enfrentadas, con un grupo que lo apoya abiertamente y otro que lo rechaza también de forma contundente. Algo que no impide el diálogo abierto y respetuoso, que evite divisiones y condenas. Tampoco se debe ignorar la diversidad cultural presente en la Asamblea Sinodal y en la propia Iglesia, lo que enriquece el diálogo y permite tener en cuenta distintas realidades pastorales.
Al respecto, se ha colocado como puesto relevante la distinción entre el ministerio ordenado y la autoridad, manifestando que no son elementos necesariamente conectados. En ese debate se pretende clarificar qué autoridad corresponde solo al ministerio ordenado y cuál autoridad es de todos los bautizados. De hecho, se enfatiza que los laicos, incluidas las mujeres, pueden tener roles de liderazgo y autoridad sin necesidad de ser ordenados.
Mudar los estereotipos femeninos y masculinos
En la reunión, se puso de manifiesto la necesidad de mudar los estereotipos sobre mujeres y hombres dentro de la Iglesia, que llevan a ver a las mujeres con actitudes de dulzura y la cercanía, y a los hombres como fuertes y que toman decisiones. Hay que desmontar eso. Por otra parte, no hay consenso teológico ni histórico.
Entre las propuestas, que sin duda servirán para que el Grupo 5 de Estudio avance, se llama a recibir propuestas concretas y realistas sobre cómo empoderar a las mujeres en la Iglesia y avanzar en su participación en roles de liderazgo, más allá del diaconado. Se quieren encontrar caminos para impulsar la ministerialidad con ministerios que no requieren el orden sagrado, poniendo como ejemplo el Ministerio de Catequistas, que, en algunas regiones, como en la Amazonía, hacen que las mujeres se hayan convertido en verdadera presencial eclesial en la mayoría de las comunidades.
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