Relaciones en la Iglesia sinodal: “Un lugar donde todos son bienvenidos. Un lugar de atención gratuita”

Relaciones en la Iglesia sinodal: “Un lugar donde todos son bienvenidos. Un lugar de atención gratuita”
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Un nuevo módulo, el de las relaciones, ha sido iniciado en la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad. En el día en que, como pidió el Papa Francisco, se realiza la Jornada de Ayuno y Oración por la Paz, en al primer aniversario del atentado que provocó la guerra. Menos de 24 horas después de ser convocado un consistorio del que formarán parte algunos de los participantes de la asamblea sinodal.

Cardenales en la Asamblea Sinodal

Se trata de ocho miembros: Mons. Luis Gerardo Cabrera, arzobispo de Guayaquil (Ecuador), uno de los presidentes delegados; Mons. Tarcisio Isao Kikuchi, arzobispo de Tokio (Japón); Mons. Pablo Virgilio Siongco David, obispo de Kalookan (Filipinas); Mons. Ladislav Nemet arzobispo de Belgrado-Smederevo (Serbia); Mons. Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre (Brasil); Mons. Ignace Bessi Dogbo, arzobispo de Abidjan (Costa de Marfil); Mons. Dominique Joseph Mathieu, arzobispo de Teheran-Ispahan (Irán), Mons. Roberto Repole, arzobispo de Turín (Italia). A ellos se une uno de los acompañantes espirituales de la asamblea, y el coordinador del Grupo 9 de Estudio, que forman parte del Sínodo, el arzobispo de Lima (Perú), Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio. 10 de los 21 nuevos cardenales son, de un modo u otro, sinodales, un dato muy a tener en cuenta.

Nuevos cardenales, que continúan su trabajo del mismo modo, que se acercan a saludar con toda naturalidad, que eran abrazados y felicitados por los participantes de la asamblea y entre ellos mismos, y que recibieron las felicitaciones públicas del secretario de la Secretaría del Sínodo, el cardenal Mario Grech, lo que fue respondido con los aplausos de los presentes en el Aula Pablo VI.

Como gesto concreto, los participantes han sido invitados por el limosnero pontificio, el cardenal Konrad Krajewski, a practicar la caridad con la parroquia de Gaza. Para ello, el propio cardenal polaco estará recogiendo los donativos al inicio de la sesión vespertina del día en que se celebra la Jornada de Ayuno y Oración. La limosna será enviada inmediatamente a la Parroquia de Gaza, a quienes todos los días el Papa llama por teléfono para preguntar cómo están y darles ánimos, subrayó el limosnero pontificio.

Relaciones: con el Señor, entre hermanos y hermanas y entre Iglesias

La Asamblea Sinodal ha iniciado este 7 de octubre el módulo de las Relaciones. Son “relaciones con el Señor, entre hermanos y hermanas y entre Iglesias”, que “sostienen la vitalidad de la Iglesia mucho más radicalmente que sus estructuras”, como recordaba en su meditación María Inazia Angelini, citando el Instrumetum laboris. La monja benedicta se centró en su reflexión en la parábola del buen samaritano y las relaciones que aparecen en el texto, donde “encontramos implícitamente dibujado, en símbolo, un mapa del camino sinodal. Que en las relaciones tiene su red portante. Relaciones en las que, incluso antes de hacer, se trata de ver”. Eso porque es “el ver que está en la base de la espiritualidad sinodal: donde hay amor se abre una nueva visión”, subrayó Angelini.

Según la monja benedictina, “el misterio del Mandamiento sólo puede comprenderse a través del acontecimiento de la relación”, subrayando que el camino sinodal, iniciado de modo diverso, “es único”, pero al mismo tiempo, “para quienes lo recorren -nos revela el Evangelio-, se abren distintas visiones: ver y pasar, distanciarse del otro lado”. Eso en un mundo de guerras, que “que deja al ser humano igual a la tierra: medio muerto”. Ante esta realidad, la misión de la Iglesia “debe descubrir cómo abrir su mirada a la dicha de ver con ojos de compasión”.

Relaciones que hablan de Dios, no de uno mismo

Son relaciones “que hablan de Dios, no de uno mismo”, afirmó, analizando los modos de relacionarse de los personajes de la parábola del buen samaritano, donde “se narra la historia del género humano”, donde el samaritano crea una red de relaciones, teje una cultura de la gratuidad. Algo que debe hacer de la Iglesia, “un lugar donde todos son bienvenidos. Un lugar de atención gratuita. Así nos provoca a ser en verdad iglesia sinodal”.

Eso en un mundo, también en una Iglesia, en el que “el otro necesitado se vuelve invisible para quienes están todos atrapados en sus propias agendas, urgencias, autorreferencias”, en que “la indiferencia es el mal de una sociedad compleja, global, pero anónima”, señaló la religiosa.

La paz como horizonte de la reflexión

Los trabajos propiamente dichos fueron abiertos por la presidenta delegada de esta congregación general, la japonesa Momoko Nishimura, que tras saludar en español, fue misionera en Argentina, pasó la palabra al relator general, el cardenal Hollerich, que presentó el módulo II, dedicado a las Relaciones, que tras saludar, recordó el rezo del Rosario de este domingo en Santa María la Mayor, y el ayuno y oración de este lunes, uniéndose a los buenos deseos para los nuevos miembros del Colegio cardenalicio, en particular los presentes en la asamblea.

En la perspectiva de la paz, pidió “que el anhelo de paz sea el horizonte de nuestra reflexión y de nuestros intercambios y que el Señor nos muestre el camino para convertirnos en artífices de paz, al servicio de toda la humanidad. El cardenal explicó la diferente naturaleza de este y los siguientes módulos, con relación a los fundamentos. Son tres módulos, relaciones, itinerarios y lugares, estrechamente entrelazados, que “iluminan desde diferentes perspectivas la vida sinodal misionera de la Iglesia”, como recoge el Instrumentum laboris.

Esbozar caminos para encarnar los Fundamentos

Se trata, a partir de lo trabajado en la Primera Sesión de la Asamblea Sinodal, recogido en el Informe de Síntesis, “de esbozar caminos que permitan encarnar los Fundamentos en la vida y las prácticas cotidianas de las comunidades cristianas, haciéndolas concretas y, por tanto, experimentables por el Pueblo de Dios”. Relaciones, con el Señor, entre hermanos y hermanas, y entre las Iglesias, “que sostienen la vitalidad de la Iglesia mucho más radicalmente que sus estructuras”. Según Hollerich, “esta red de relaciones, que ofrece a los individuos y a las comunidades puntos de referencia y orientación, es polifacética y atraviesa una multiplicidad de niveles”.

Esta parte se organiza en cuatro apartados, cada uno de los cuales se centra en un aspecto específico: las relaciones trinitarias, expresadas en el itinerario de la iniciación cristiana; las relaciones entre quienes han recibido el don del Bautismo, miembros del Pueblo de Dios y anunciadores del Evangelio; relaciones entre el sacerdocio bautismal y el sacerdocio ministerial; relaciones entre las Iglesias. Ante eso, el desafío, advirtió el cardenal, “es sintonizar con el movimiento que anima el Instrumentum laboris, capaz de mantener unidos los distintos niveles y ámbitos, y de alcanzar así la vida y las prácticas concretas de nuestras comunidades”.

Algo que nace del hecho de que “el Pueblo de Dios espera de nosotros indicaciones y sugerencias sobre cómo es posible hacer concretamente experimentable esa visión: ¿Qué nos invita a hacer el Espíritu Santo nos invita a hacer para que las relaciones dentro de nuestras Iglesias sean más transparentes y armoniosas para que nuestro testimonio sea más creíble?”. En otras palabras: “¿Qué nos invita a hacer el Espíritu Santo para pasar de un modo piramidal de ejercer la autoridad a un modo sinodal?”. Se busca con este módulo, “pasos para hacer operativa hoy la perspectiva eclesiológica esbozada por el Concilio”. Para ello, será necesario, “mantener el delicado equilibrio que mantenga el riesgo de caer en un exceso de abstracción, por un lado, o en un exceso de pragmatismo, por otro”, recordó Hollerich.


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