Los foros teológico-pastorales, una novedad de la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad, han retomado su actividad este miércoles. En esta ocasión para abordar el tema del Ejercicio del Primado y el Sínodo de los Obispos, y la relación mutua Iglesia local-Iglesia universal.
Iglesia relacional y por eso sinodal
“La Iglesia es constitutivamente relacional y por eso sinodal”, afirmó Miguel de Salis Amaral, citando las palabras del Papa Francisco en la apertura de la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal. En ese sentido, dijo que “las relaciones nutren y sostienen la sinodalidad”, afirmando que “la relación entre Iglesia local e Iglesia universal es una relación que fundamenta la sinodalidad”. Desde ahí quiso invitar a una mirada de fe hacia esa relación, apuntando al Misterio, en busca de ofrecer una ayuda en el discernimiento para llegar a ser una Iglesia sinodal y misionera.
Desde ahí reflexionó sobre el núcleo teórico del Misterio y su concretización dinámica, afirmando con el Vaticano II que la Iglesia local es una parte de la Iglesia universal, en la que está presente y actúa el todo, está presente la riqueza de todos los dones sacramentales y carismáticos. La Iglesia local y universal están relacionadas, no son alternativas, dando lugar a varias instituciones en vista de la misión, diversas con varias formulaciones jurídicas. El cristiano pertenece a la Iglesia local y a la universal, por lo que siempre se encuentra en su casa, afirmó.
En sus palabras destacó la Eucaristía y el episcopado como expresiones de catolicidad, de comunión entre Iglesia local y universal, siendo la universal un cuerpo de iglesias, destacando la importancia de la pluralidad de lugares. “La sinodalidad nos orienta hacia una comprensión de la relación entre Iglesia local y universal, y nos lleva a ver la Iglesia universal como concreción visible de diversidades”, destacó. Algo que se concreta de diversas maneras, con acentos diferentes, para así enriquecer a todos y favorecer el discernimiento sinodal, enriqueciendo la misión evangelizadora.
En la Iglesia local se experimenta la vida sinodal misionera
Para Antonio Autierio, este tema está presente en muchas partes del Istrumentum Laboris, sobre todo en el Módulo de los Lugares. Desde ahí destacó la iglesia local como lugar donde se experimenta la vida sinodal misionera. En su opinión hay dos caminos para la relación entre Iglesia local y universal, uno con una visión jerárquica y piramidal, subrayando la Iglesia universal, y otro basado en el Pueblo de Dios como manantial de unidad.
Desde un punto de vista práctico, como teólogo moral se refirió al actuar de la Iglesia, reflexionando sobre el ejercicio de la autoridad en la Iglesia local, destacando la importancia del contexto para entender la relación entre fe y moral, pues es algo en que influye la cultura del pueblo. La antropología y las condiciones sociales no se pueden dejar de lado, considerando la necesidad de reconocer la autoridad de enseñanza a todos los creyentes, inspirado en Karl Rahner, de hacer de la Buena Nueva del Evangelio un manantial de vida para todos, abogando por un modelo experiencial de expresar la doctrina.
Consejos pastorales y concilios provinciales
Miriam Wijlens habló de los consejos pastorales, en diversos niveles, y los concilios provinciales, algo que el Pueblo de Dios ve necesario, como verdaderos vehículos de la Iglesia sinodal para así vivir la responsabilidad bautismal, haciendo a la Iglesia inclusiva, responsable, transparente y ecuménicamente receptiva. En esa perspectiva destacó algunos elementos: el método de selección de los miembros, que sean elegidos y no nombrados, con diversidad de presencias, abiertos a todos, con miembros con disposición misionera, ecuménica, con un orden del día en el que los miembros puedan presentar puntos en vista de la corresponsabilidad.
Para que estos organismos tengan impacto, defiende la obligación de escucharlos, que todos tengan toda la información y las personas consultadas puedan expresarse libremente. Algo que se extiende al trabajo común entre las iglesias vecinas, con participación de todo el Pueblo de Dios, no solo obispos, organismos eclesiales, donde todos los participantes tienen voto deliberativo, relatando quienes deben ser invitados y su tarea. Finalmente, se refirió a la toma de decisiones, cuyo modo se ha ido modificando para responder a diversas necesidades, retos y posibilidades, un proceso de transformación que debe estar presente en una Iglesia sinodal.
Iglesia local e Iglesia universal como únicas
Por último, el prefecto para el Dicasterio de los Obispos, cardenal Robert Prevost, recordó que San Agustín afirmaba la Iglesia local y la Iglesia universal como únicas, con el objetivo de anunciar el Evangelio. El prefecto recordó el curso para nuevos obispos del que participó, donde se llamó a los obispos a mirar más allá de los límites de sus diócesis y comprender lo que significa formar parte de la Iglesia católica, de la Iglesia universal, de la importancia de crecer en un profundo sentido de comunión, algo que se debe promover ante tantas situaciones de sufrimiento.
El prefecto del Dicasterio de los Obispos mostró a grandes rasgos el modo como se nombran los obispos, refiriéndose de nuevo al curso para nuevos obispos, que representa una experiencia de la naturaleza universal de la Iglesia, lo que se vislumbra en el hecho del encuentro y diálogo con obispos de todas las partes del mundo, cada uno encarando sus desafíos y obstáculos. “La unidad se crea en la diversidad, pero hemos de fortalecer esos vínculos de comunión”, subrayó Prevost, algo que ve en los círculos menores, donde se entiende lo que significa formar parte de la Iglesia universal.
“En cada Iglesia local se encuentra la Iglesia universal, pero ninguna Iglesia local representa toda la esencia de la Iglesia universal”, subrayó el prefecto. Para el cardenal Prevost, “la perseverancia en la oración es un deber primario en aras de fortalecer la solidaridad”. En sus palabras analizó diversas realidades que buscan criar vínculos entre iglesias locales, siempre en vista de anunciar el evangelio en todo el mundo.