En el artículo “Sinodalidad y Misión: un camino compartido para evangelizar”, escrito por el padre Pedro Brassesco, secretario general adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) y publicado en la revista “Iglesia Misionera Hoy”, de la Obras Misionales Pontificias de Argentina, el sacerdote plantea el desafío contemporáneo que enfrenta la Iglesia católica por convertirse en una institución más participativa y cercana al Pueblo de Dios.
Este texto hace un recorrido por el proceso iniciado en 2021 bajo el nombre de Sínodo de la Sinodalidad, impulsado por el Papa Francisco, que es un camino colectivo que busca redefinir las estructuras y actitudes eclesiásticas para impulsar la misión evangelizadora en el mundo actual.
El padre Brassesco comienza aclarando que, aunque algunos puedan pensar que el Sínodo ya ha concluido, este proceso sigue en marcha. Desde que el Papa Francisco, mediante la constitución apostólica Episcopalis Communio de 2018, transformó la estructura de los sínodos, se establecieron tres fases: preparatoria, celebrativa y de implementación. La XVI Asamblea General Ordinaria, bajo el tema “Por una Iglesia sinodal común: comunión, participación y misión”, contó con una etapa preparatoria en instancias diocesanas y continentales que concluyó a mediados de 2023; la fase celebrativa en dos sesiones en Roma, en octubre de 2023 y en el mismo mes de 2024, “y ahora ha comenzado la implementación”, asegura.
Aprendizaje práctico de la Sinodalidad
El texto resalta cómo la región de América Latina y el Caribe ha demostrado una notable capacidad para involucrar a amplios sectores de la sociedad eclesiástica en este discernimiento, gracias a su experiencia en procesos participativos. Sin embargo, también se han enfrentado resistencias y dificultades, particularmente en lo que respecta a la comprensión y aplicación del concepto de Sinodalidad, que implica caminar juntos como Pueblo de Dios y asumir una corresponsabilidad en la misión evangelizadora. Según el padre Brassesco, este aprendizaje práctico de la Sinodalidad ha sido esencial para superar resistencias y adoptar una actitud abierta al Espíritu Santo.
En el artículo, el padre Brassesco ve el proceso sinodal como una experiencia comunitaria: “Y el proceso nos demostró que en verdad aprendimos qué es la Sinodalidad haciendo la experiencia de escuchar a todos, rezar en comunidad, discernir juntos y ampliar nuestro corazón para que el Espíritu Santo inspirase el camino”.
“Todos tuvimos que descubrir que éramos instrumentos de una orquesta capaz de producir una melodía armónica y no un parlamento en el cual, desde un debate argumentativo, una mayoría podía imponer sus decisiones al resto”, comparte el sacerdote, quien asegura que este proceso permitió a los participantes superar la visión tradicional centrada en la figura de los obispos y los documentos finales, y enfocarse en un discernimiento compartido. En este contexto, el Papa Francisco demostró su confianza en el sensus fidei del Pueblo de Dios, al aprobar de inmediato el Documento Final elaborado con consenso, subrayando la naturaleza sinodal de la autoridad en la Iglesia.
Se inicia la etapa más desafiante
En el artículo también se expone los retos que enfrenta la Iglesia en esta etapa de implementación: “No se trata solo de implementar medidas puntuales en la organización interna de la Iglesia. Ha quedado claro que para ser una Iglesia más sinodal necesitamos convertirnos en nuestras actitudes y nuestras relaciones, ser capaces de generar un auténtico espíritu de comunión, pero a la vez reformar y crear nuevas estructuras que aseguren la participación de todo el Pueblo de Dios”.
Para el padre Pedro Brassesco, esta etapa de implementación implica que cada diócesis, según su realidad, analice en qué necesita avanzar “por eso el primer paso será la recepción”. Además, considera “necesario revisar si estas estructuras realmente funcionan desde un espíritu de amplia participación o se han convertido en ámbitos rutinarios donde la falta de renovación y ardor misionero han bloqueado las novedades del Espíritu”.
A su vez, recuerda que la Sinodalidad está íntimamente ligada a la misión de la Iglesia. Evangelizar es su esencia, y el Documento Final del Sínodo lo menciona más de ciento cuarenta veces, poniendo de relieve que una Iglesia sinodal es una Iglesia misionera. La Sinodalidad ilumina la misión, y a su vez, la misión da sentido a la Sinodalidad.
El camino de la Sinodalidad
En su artículo, el padre Pedro Brassesco habla sobre la dimensión espiritual de este proceso. La renovación pastoral, la participación activa y el compromiso misionero como las claves para que la Iglesia responda con fidelidad al llamado de Cristo.
Para el sacerdote, el camino de la Sinodalidad es una travesía apasionante que apenas comienza y que exige paciencia, pero también un entusiasmo renovado para llevar adelante la misión de la Iglesia en este siglo, recordando que el Papa Francisco visualiza la Sinodalidad como “el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”.
“Ahora tenemos la fascinante tarea de responder a esta llamada que el Señor nos hace con paciencia y llenos de entusiasmo misionero”, invita el padre Pedro Brassesco al concluir su reflexión.
Artículo del padre Brassesco: OMP Argentina
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