El 20 de octubre de 2024, Jornada Mundial de las Misiones, la plaza de San Pedro acogió la canonización de 14 nuevos santos, entre ellos San José Allamano, fundador de los Misioneros y Misioneras de la Consolata. El milagro de la canonización ocurrió al indígena Sorino Yanomami, de la misión de Catrimani, en la diócesis de Roraima.
Opción por los indígenas
Según el obispo de Roraima, Mons. Evaristo Spengler, presente en la celebración, la diócesis de Roraima, desde su creación como prelatura, “ha hecho una clara opción por los pueblos indígenas, con mucha persecución, con mucho sacrificio”, siendo algunos obispos perseguidos y amenazados de muerte. “Esto significa que la opción tuvo un costo muy alto y lo sigue teniendo hoy”, enfatizó el obispo.
“El hecho de que se produjera un milagro con un indígena yanomami, y que lo realizara el fundador de los Misioneros de la Consolata, José Allamano, que ahora es santo, es simbólico para nosotros. Significa que Dios nos está dando una señal de que este es el camino, la alianza con los pueblos indígenas, con los más frágiles de la sociedad, este es el camino donde se está realizando ahora mismo el Reino de Dios, donde Dios quiere a su Iglesia”, subrayó Mons. Evaristo Spengler.
Valorar al pueblo yanomami
El milagro tuvo lugar en una misión a la que los Misioneros de la Consolata llegaron en 1965. Allí realizan una misión de presencia, sin celebrar sacramentos con los indígenas, una actitud que “quiere decirnos que Dios quiere el diálogo y el respeto a lo diferente”, según el obispo de Roraima. Dijo que “ser misionero de la Consolata en Catrimani significa valorar a ese pueblo, con sus creencias, su cultura”. Mons. Evaristo Spengler destacó que “ellos creen en Dios, un Dios que se revela de forma diferente, pero empiezan a dialogar con nosotros”, reconociendo la grandeza de un Dios que fue capaz de curar al indígena Sorino.
Un diálogo que, según el obispo de Roraima, “es muy importante para que sepamos cómo Dios se revela de tantas maneras. Dios se revela en el pasado, Dios se revela en el presente”, destacando que “la revelación plena es con Jesucristo, pero podemos dialogar con aquellos que tienen otra forma de presencia divina en sus vidas.”
Roraima, una Iglesia con historia sinodal
El obispo destacó que “la Iglesia en Roraima tiene una historia muy sinodal, es un camino junto con el obispo, los sacerdotes, los misioneros y el Pueblo de Dios, todos los laicos’. Según el obispo Evaristo Spengler, “esta apertura a caminar juntos nos da también una apertura a las diferentes culturas”, señalando que en Roraima hay 12 pueblos indígenas, siendo los más numerosos los Yanomami, Macuxi y Wapichana, muchos de ellos bautizados, con catequistas y ministros de la Palabra.
Mons. Evaristo Spengler dijo que “entre los yanomami fue diferente, es un diálogo intercultural, interreligioso, porque la presencia de Dios es fuerte en sus vidas, y tenemos que escucharlo. Dios se reveló en el pasado, vio el sufrimiento de su pueblo, bajó para liberarlo, y hoy lo escucha de diferentes maneras. También se está revelando con diferentes signos, pero el signo de la agregación, de la unidad, para nosotros en este momento, es el signo de este milagro que le sucedió al indígena Sorino, obrado por Dios a través de San José Allamano”.