El Celam confirma su vocación sinodal y de servicio a la Iglesia latinoamericana y caribeña

El Celam confirma su vocación sinodal y de servicio a la Iglesia latinoamericana y caribeña
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En un contexto de renovación eclesial en el que se da la sucesión papal y el horizonte del Año Jubilar, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) continúa afirmándose como un espacio privilegiado de comunión, colegialidad y sinodalidad para la Iglesia del continente. Así lo expresó recientemente Óscar Elizalde, director del Centro para la Comunicación del Celam y consultor del Dicasterio para la Comunicación, durante una entrevista para Radio Vaticana.

Recién celebrada su 40ª Asamblea General en Río de Janeiro, coincidiendo con el 70º aniversario de su fundación, el Celam mira hacia el futuro con renovado compromiso de servicio pastoral, arraigado en la sinodalidad y atento a los clamores sociales y ecológicos de la región. Elizalde señaló: Fue como volver a los orígenes, porque el Celam nace en 1955 justamente en Río de Janeiro, y esta asamblea conmemorativa fue también un reencuentro con esa memoria fundante, iluminada por la fraternidad episcopal”.

Asamblea conmemorativa y profética

La Asamblea realizada en la simbólica Casa Sumaré, la misma que acogió al Papa Francisco durante la Jornada Mundial de la Juventud en 2013, reunió a casi cien participantes, principalmente obispos representantes de las 22 conferencias episcopales de América Latina y el Caribe. A la memoria viva de siete décadas de servicio se sumó una mirada esperanzadora hacia los nuevos retos.

Durante la apertura, el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, expresidente del Celam, ofreció una ponencia magistral sobre el camino recorrido. La asamblea se vivió como un espacio fraterno de diálogo abierto, en el que los obispos compartieron las luces y sombras de sus contextos nacionales, reafirmando la misión de “hacer vida la colegialidad y la sinodalidad”, como expresó Elizalde.

Uno de los momentos más emotivos fue la lectura del telegrama enviado por el Papa León XIV, en el que reafirmó al Celam como “signo de colegialidad, órgano de contacto, colaboración y servicio”. Para Elizalde, este gesto del Sucesor de Pedro “fue un abrazo fraternal y una confirmación de la vocación del Celam de articular y acompañar a los obispos del continente, en la construcción de orientaciones y líneas pastorales, tal como se ha hecho en las históricas cinco Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano”.

Sinodalidad en acción: del laboratorio continental a la vida de los pueblos

La reciente asamblea es parte de un proceso más amplio que se ha consolidado como “laboratorio sinodal”, una experiencia inédita que inició con la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe y que sigue dando frutos en la recepción creativa del Sínodo de la Sinodalidad en cada Iglesia local.

Elizalde explicó que “el encuentro fue para compartir qué iniciativas se siguen llevando a cabo en los países para asumir el Documento Final del Sínodo. Y de hecho, ese es uno de los temas que más le preocupa en este momento al CELAM”, pues la sinodalidad es una forma de ser Iglesia que se encarna en la realidad de nuestros pueblos.

Este espíritu sinodal se refleja también en la articulación con la agenda global, especialmente con la preparación de la COP30, que se celebrará en 2025 en Belém do Pará, Brasil. La preocupación por la Casa Común, inspirada en la Laudato Si’, sigue siendo central: En los próximos días, junto con los obispos de África y Asia, el Celam presentará un documento como aporte para la COP30, abordando la ecología integral, la conversión ecológica y la transición justa”, anunció Elizalde.

Compromiso con la realidad social y la esperanza

El Celam no desconoce las múltiples crisis que atraviesa la región: violencia, migración forzada, limitación de libertades, cambio climático, pobreza y desigualdad. Durante la asamblea, cada conferencia episcopal expuso con franqueza los principales desafíos de sus contextos. “Lo social nos duele y nos convoca”, manifestó Elizalde, recordando la enseñanza conciliar de que todo lo que afecta la vida de los pueblos compete también a la Iglesia.

Este compromiso se traduce en opciones pastorales, como la defensa de la libertad religiosa y los derechos humanos en contextos de violencia y dictadura, la atención a los migrantes, a través de numerosas casas de acogida impulsadas por la vida consagrada y parroquias, y la promoción de una cultura de paz y cuidado de la creación.

Una Iglesia que celebra, discierne y construye puentes

El camino sinodal del Celam también incluye próximos encuentros ecuménicos y de comunicación. Entre el 1 y el 3 de julio, Guatemala será sede de un encuentro ecuménico para conmemorar los 1.700 años del Concilio de Nicea, con la participación de 60 representantes de distintas Iglesias cristianas. En agosto, se desarrollarán encuentros de responsables de televisión y radio de toda la región para fortalecer la misión comunicativa de la Iglesia.

Así, el Celam se proyecta como signo vivo de comunión para la Iglesia en América Latina y el Caribe, fiel a sus raíces, abierto a los signos de los tiempos y comprometido con un futuro de esperanza para todos los pueblos.

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