La sinodalidad es algo que, evidentemente, va más allá del Aula Sinodal. Buscando profundizar en la reflexión en torno a una Iglesia sinodal, Amerindia ha creado el Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad, que, coincidiendo con la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad, que se realiza en Roma de 2 a 27 de octubre de 2024, ha organizado la Tienda de la Sinodalidad, en la que se comparten reflexiones, en algunos casos con miembros de la asamblea.
Dos participantes de los dos sínodos
Buscando encontrar una línea de continuidad entre el Sínodo para la Amazonía y el Sínodo sobre la Sinodalidad, dos participantes de ambos sínodos, el prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, cardenal Michael Czerny, y la presidenta de la Confederación de Religiosos y Religiosas de América Latina y Caribe (CLAR), Liliana Franco, reflexionaron el camino recorrido.
Czerny partió de la imagen del río como orientación inspiradora, concreta, relevante, en el Sínodo para la Amazonía, “que nos animó a trabajar, como dice el tema, para descubrir nuevos caminos para la Iglesia y la ecología integral”. Una renovación de la Iglesia a partir de la ecología integral, llegando a la conclusión radical que “la renovación de la Iglesia en la Amazonía era clave para la ecología de toda la región”.
Todos en torno a un territorio
Por su parte, Liliana Franco vivió el Sínodo para la Amazonía como una gracia pascual, dado que fue el primer momento de encuentro con la Iglesia toda, distintas culturas y sensibilidades, “todos en torno a un territorio”, visto como responsabilidad de todos. Una posibilidad inmensa de “vivir la interconexión, la certeza y la experiencia de la sacralidad de todo lo creado y de la interconexión que existe entre todo”. Algo vivido desde el protagonismo del Espíritu en todo encuentro de seres humanos, en toda experiencia de tejer juntos, a pesar de las tensiones y contradicciones, todavía más en torno a la Amazonía, hermosura herida.
Una experiencia de que “el Espíritu sabe abrirse paso más allá de resistencias o de posiciones ancladas o aprendidas”, que la lleva a ver el Sínodo de la Amazonía como fecundo, algo que trajo muchísima vida. Eso se ha ido concretando de diversos modos, en la CEAMA, la REIBA, dando pasos para insertarse en el territorio, lo que lleva a descubrir la vida nueva que traen los procesos sinodales. Un Sínodo que fue un laboratorio de escucha, con “un ejercicio sano, consciente, respetuoso de habitar el territorio para poder escuchar a la gente y para entender que la escucha se constituye en la narrativa que Dios usa para manifestarnos lo que quiere de nosotros”. Una escucha de la que ha aprendido el actual Sínodo, destacando el método como clave, lo que se ha ido concretando. Igualmente destacó la figura y los aportes del cardenal Claudio Hummes en aquel Sínodo.
La novedad de la CEAMA
Del Sínodo para la Amazonía surgió la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA). Al respecto, el cardenal Czerny destacó que e todos los países amazónicos esa región es una periferia, con sus problemas, espiritualidades y espíritu. Poner juntos en una conferencia, cada región de cada país es “poder enfocarse en las preguntas y en los procesos de la Amazonía”, destacó el prefecto. Una conferencia que incluye obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, lo que Czerny ve como continuación del proceso del Sínodo, que debe llevar a la CEAMA a “orientar la búsqueda del camino para la Iglesia en toda la Amazonía”, ser una concreción, pero sobre todo la continuación del proceso, seguir caminando juntos, algo urgente, porque los problemas están creciendo.
Partiendo de la cuestión abordada en la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal, cómo ser una Iglesia sinodal en misión, Liliana Franco ve la CEAMA como “una expresión de lo que significa ser Iglesia sinodal y misionera”, eso porque “nos pone de cara a un nuevo modo de tejer las relaciones, con esa dinámica de que realmente sea eclesial”, siguiendo en las relaciones la lógica del Pueblo de Dios, y junto con ello porque es una unión para la misión, para responder a las necesidades concretas de un territorio y no hacerse los sordos.
La escucha conduce a la conversión
La religiosa recordó una expresión del Sínodo para la Amazonía: “la escucha conduce a la conversión”, a un cambio de actitudes y estructuras. Eso porque “la escucha es la que moviliza el cambio”, y como Vida Religiosa en el territorio, que son quienes más han asumido estos procesos sinodales, se va acogiendo este momento de la Iglesia desde esa escucha, siendo multiplicadores, superando la autorreferencialidad y diversos tipos de abuso, en vista de la necesaria reflexión y reforma, y de presencia en el territorio amazónico, con experiencias de intercongregacionalidad muy significativas, que han transformado lógicas, sensibilidades, maneras de situarse.
El Sínodo de la Sinodalidad está siendo asumido, en opinión de Liliana Franco, desde una perspectiva de camino, de proceso, en el que se ha intentado privilegiar la escucha en diversos niveles, con el método de la conversación en el Espíritu, que posibilita la escucha acogiendo la palabra del otro. La religiosa destaca el rito trabajo de los círculos menores, que propician una reflexión vital y profunda, trayendo a la mesa la vida y la realidad de cada contexto. Al hablar de los itinerarios, ve en ese módulo la posibilidad de ir a asuntos más vitales en el entretejido de la Iglesia, haciendo palabra la vivencia en una escuela de aprendizaje, de modificarse por el Espíritu, desde un acto de fe, teniendo como criterio de reforma de la Iglesia la santidad de cada uno de sus miembros. “Habrá transformación de las estructuras, cuando haya transformación de las actitudes, habrá transformación de los modos relacionales, cuando nos dispongamos de una manera más reverente a escucharnos”, subrayó, lo que lleva a nuevos modos de relación, a crecer en capacidad misionera.
El Sínodo es más que estadísticas
El cardenal Czerny criticó la tentativa de evaluar el Sínodo con estadísticas, pues “el hecho es que esta consulta es la consulta más amplia en la historia de la humanidad”. En ese sentido, dijo que las nuevas formas de caminar no es algo que se hace de una vez, hay que comenzar. En ese sentido, subrayó que tiene “la impresión de que hemos comenzado bien, pero hemos de seguir aprendiendo”, afirmando que “la sinodalidad no se aprende con la cabeza, sino haciendo, hay que hacerla para entenderla”, lo que demanda tiempo y paciencia. Una actitud que tiene que llevar a no querer forzar las cosas, pues los resultados no se miden al principio.
La consulta previa llevada a cabo en el Sínodo para la Amazonía es vista como inspiración para el actual Sínodo, según el cardenal, algo que espera sea siempre así. Por su parte, Liliana Franco hace ver que lo que pase en la Amazonía es responsabilidad de todos, llamando a la Iglesia y al mundo a volcar los ojos a este territorio y a la conversión ecológica, con criterios de desarrollo diferentes, no por encima del medio ambiente o de los derechos humanos, lo que demanda una gran responsabilidad de la sociedad. Junto a ello, reflexionó sobre la lógica del Reino, según la cual, nuestro Dios es capaz de sorprendernos. En ese sentido, hablando sobre el protagonismo del Espíritu, Czerny relató los resultados a los que se llegan en los círculos menores, en principio inimaginables, pero que encierran novedad, coherencia, inclusividad y esperanza, nacidas de algo que al principio parecía caótico.
Aprender a “sinodear”
Sobre el actual proceso sinodal, Czerny destacó que “es más importante aprender a ‘sinodear’ que llegar a un resultado”, pues “esta vez estamos tratando de aprender una nueva manera de ser Iglesia”, insistiendo en que “no podemos saltarnos el proceso para llegar a conclusiones prematuras”.
Liliana Franco destacó la importancia de la misión de la mujer en la Iglesia, habiendo sido creados ministerios en la Amazonía que tienen que ver con la dinamización y el acompañamiento de las comunidades, muestra de pasos significativos para responder a las necesidades del contexto, estableciendo modos relacionales al estilo de Jesús, pues “la sinodalidad no es otra cosa que aprender el modo de Jesús”.
El juicio mezquino no transforma nada
El cardenal reflexionó sobre el concepto de periferia, que varia según la situación, lugar y comunidad. Desde ahí descubrir las periferias y con la ayuda del Espíritu llegar más allá. Para eso, la clave siempre es el territorio concreto, la iglesia local, afirmó la religiosa, que llamó a crecer en pertenencia, en experiencia de vínculo, pertenencia a la Iglesia y participación, pues “desde el lugar del que solo critica, desde el lugar del juicio mezquino es imposible transformar nada”. De ahí la necesidad de ser signo de esperanza y de nuevos modos relacionales, sin fronteras o muros, creando la cultura de la relación, del buen trato, de la fraternidad, de la amistad social.
En ese sentido, en las mesas redondas de la Asamblea Sinodal, “vemos la diversidad y vivimos la unidad. Eso hace nuestra Iglesia más católica”, subrayó Czerny. Según el prefecto, “si estamos preparados para aceptar y abrazar la diversidad, tenemos hecho el trabajo más importante, mantener la unidad, el camino”. Eso sin miedo, pues “la uniformidad no es amiga de la Iglesia, es un tipo de inseguridad”, pues la unidad en la diversidad en manifestación del Espíritu. Un sínodo que es signo de subsidiariedad subrayó. Un proceso que tiene como desafío hacer que llegue a todos, que no haya analfabetos sinodales, acrecentó Liliana Franco, pensando en cómo ser testigos de sinodalidad y traducirlo en lenguajes, en métodos, en itinerarios formativos, para permear a todas las personas y ser mejores testigos de sinodalidad.