El Cardenal Pedro Barreto Jimeno, S.J., presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), es una de las voces más entregadas en la construcción de una Iglesia verdaderamente sinodal en el territorio amazónico. En esta entrevista, concedida al Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad, conversa sobre los avances y desafíos del caminar juntos en la Amazonía, inspirados por la visión del Papa Francisco.
Desde la creación de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en 2014 y de la CEAMA en 2020, la Iglesia ha impulsado un proceso de participación, escucha y discernimiento que busca integrar a los pueblos indígenas y ribereños en su misión evangelizadora. Sin embargo, el camino hacia una sinodalidad auténtica no está exento de obstáculos, desde la diversidad cultural y territorial hasta las amenazas ambientales y la violencia contra los líderes indígenas.
En este diálogo, el Cardenal Barreto comparte cómo la sinodalidad sostiene la esperanza de los pueblos amazónicos en medio de crisis ecológicas, sociales y políticas, y cómo la CEAMA sigue promoviendo una conversión pastoral basada en la comunión, la participación y la acción.
Dimensión sinodal en la Amazonía
Pregunta: En su mensaje, el Papa Francisco afirma que “la vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales”. Desde su experiencia en el CEAMA, ¿cómo se está viviendo esta dimensión sinodal en la Amazonía?
Respuesta: Cada vez me sorprendo más por la forma cómo el Papa Francisco ha sabido guiar a la Iglesia para ponerla en movimiento, es decir, a “caminar juntos” en estos doce años de su servicio como Obispo de Roma. Ahora, cuando todos estábamos preocupados por su salud, ha convocado a toda la Iglesia a un proceso de preparación para la Asamblea Eclesial a realizarse en octubre del 2028. Con esta grata y esperanzadora noticia se reafirma que él va delante de nosotros para señalarnos el camino.
El Papa Francisco nos invita, guiados por el Espíritu Santo, a proyectar algo que incluya a todos, en la Iglesia y en la humanidad. Comenzó por la Amazonía, como un “banco de pruebas” a fin de “buscar nuevos caminos para la Iglesia y para una Ecología integral”. Por eso crearon la Red Eclesial Panamazónica – REPAM (2014) y de la Conferencia Eclesial de la Amazonía – CEAMA (2020). En estos dos espacios eclesiales, Red y Conferencia, se resalta el fruto del proceso sinodal de la Iglesia Católica en la Amazonía y se recogen los cuatro sueños del Papa Francisco: Social, Cultural, Ecológico y Eclesial (Exh. Querida Amazonía N° 7).
Somos llamados a una “conversión sinodal”
A la luz de las orientaciones del Concilio Vaticano II se ha ido promoviendo la participación de todos los bautizados, como miembros del Pueblo de Dios, que es la Iglesia, en la misión evangelizadora. Estamos más atentos a la realidad de la humanidad porque “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón (Vaticano II, GS 1).
En este tiempo de Cuaresma 2025, como peregrinos de esperanza, somos llamados a una “conversión sinodal” para escuchar al Espíritu Santo a fin de encontrar la voluntad de Dios y ponerla en práctica. Y así, caminamos juntos, en comunión con el Papa Francisco y los Pastores de la Grey. En el territorio amazónico.
Implementación de una Iglesia sinodal en la Amazonía
P.: ¿Cuáles son los frutos de este caminar juntos en los últimos años, y qué desafíos aún persisten en la implementación de una Iglesia verdaderamente sinodal en esta región?
R.: El camino hacia una Iglesia verdaderamente sinodal es un proceso continuo que requiere conversión personal, apertura al Espíritu Santo y compromiso de todos los bautizados.
Una de los frutos significativos para la Iglesia ha sido recoger los esfuerzos realizados por la Iglesia Católica en estos más de 500 años de Evangelización en la Amazonía. Como dijo el Papa Francisco: “La Iglesia está presente en la Amazonia desde el principio con misioneros, congregaciones religiosas, sacerdotes, laicos y obispos y todavía hoy está presente y es determinante para el futuro de la zona” (A los Obispos de Brasil – 27.07.2013)
Por otro lado, hay líderes y lideresas de los pueblos indígenas participando activamente en la Red Eclesial Pan Amazónica – REPAM y en la Conferencia Eclesial de la Amazonía – CEAMA en el proceso de reflexión y diálogo y en la toma de decisiones. Tres mujeres indígenas (una de ellas es Religiosa) participan en las presidencias de ambos organismos.
Guardianes de la casa común
Por otro lado, la Iglesia Católica asume el conjunto del bioma amazónico, más conocido como la Amazonía. Es uno de los biomas más importante y diverso de la tierra. Su territorio comprende más de siete millones de kilómetros cuadrados dividido entre nueve países, Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa. Contiene 20% de la disponibilidad mundial de agua dulce no congelada. Abriga el 34% de las reservas mundiales de bosques y una gigantesca reserva de minerales. El río Amazonas recorre más de seis mil kilómetros y posee más de 1,800 afluentes principales. En algunos lugares su ancho llega entre 20 a 50 Kilómetros. Es el más caudaloso del mundo.
Es importante porque regula el clima global, purifica el agua, produce oxígeno y almacena grandes cantidades de carbono. Su mayor riqueza son los cerca de cuatrocientos Pueblos Indígenas con su diversidad de culturas, lenguas, sus saberes ancestrales. El Papa Francisco los llama “guardianes de la casa común”.
Los desafíos que se presentan para los más 35 millones de personas que viven en la Amazonía (de ellos aproximadamente son tres millones de pueblos indígenas) y para el mismo bioma amazónico son muchos y muy complejos: la deforestación por la expansión de la agricultura, la ganadería, la minería ilegal el 17% del territorio amazónico. Consecuencia de ello es el asesinato de los líderes ambientales lo largo de la historia y continúan hasta hoy.
Obstáculos para la Iglesia en la Amazonía
P.: El Papa nos interpela sobre nuestra disposición a caminar juntos o si nos dejamos llevar por el miedo, la comodidad o la falta de esperanza. ¿Cuáles son los obstáculos más grandes que impiden que la Iglesia en la Amazonía camine realmente unida?
R.: La Iglesia en la Amazonía encuentra grandes obstáculos, entre ellos, podemos señalar los siguientes:
En primer lugar, la diversidad cultural porque hay aproximadamente 400 Pueblos Indígenas que hablan alrededor de 300 lenguas diferentes y sus propias cosmovisiones. En el Perú, por ejemplo, hay 51 Pueblos Indígenas, agrupados en 13 familias lingüísticas. A esta diversidad cultural se añade la vasta extensión territorial del bioma amazónico (7.1 millones de Kilómetros cuadrados). Las grandes distancias dificultan la conexión fluida entre las comunidades. Esta diversidad hace más compleja la elaboración y realización de un plan de pastoral de conjunto para toda la región. Estamos, desde la CEAMA y la REPAM, en la etapa de implementación de esta propuesta.
En segundo lugar, -tal vez el más urgente desafío-, es enfrentar a las constantes amenazas al territorio y a los pueblos indígenas con la explotación de recursos naturales, la deforestación, la minería ilegal, la droga. De manera especial, compartimos el sufrimiento y la violencia contra los líderes ambientales, “guardianes” del territorio. En los últimos años ha habido un aumento alarmante en el número de asesinatos de líderes ambientales. Solo en el Perú, en los últimos años, 35 lideres indígenas fueron asesinados. Esta situación genera un ambiente de conflicto y división, incluso dentro delos mismos Pueblos Indígenas.
Es importante considerar que el Sínodo Amazónico (2019) ha sido un momento importante para reflexionar sobre esta problemática y actuar, como Iglesia, a fin de buscar nuevos caminos para la Iglesia y para una Ecología integral.
En tercer lugar, como muy bien lo señaló el Documento de Aparecida (N° 475) se necesita: “Apoyar, con los recursos humanos y financieros necesarios, a la Iglesia que vive en la Amazonia, para que siga proclamando el evangelio de la vida y desarrolle su trabajo pastoral…”
Comunión en la diversidad
P.: ¿Cómo podemos ayudar a las comunidades a superar el individualismo y la fragmentación para fortalecer una sinodalidad auténtica y efectiva?
R.: En general la humanidad está fragmentada por el individualismo o los intereses de grupo. Ante esta situación no debemos caer en la tentación de decir: “Sálvese quien se pueda salvar”. La urgencia y la complejidad del problema nos exige explicitar y poner en práctica las tres palabras de la sinodalidad que están interconectadas: la comunión, participación y la acción pastoral de los miembros de la Iglesia.
El proceso sinodal se inició en julio del 2013, cuando el Papa Francisco, en su visita a Brasil con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, manifestó que la Evangelización en la Amazonía “debía relanzarse”. Con esta indicación, el Consejo Episcopal de América Latina y El Caribe inició un proceso de discernimiento espiritual, mediante la escucha y diálogo entre Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Religiosas, laicos y miembros de los Pueblos Indígenas que viven en la Amazonía.
El resultado fue la creación, en septiembre de 2014, de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM. Ésta, a su vez, preparó el Sínodo sobre la Amazonía (Roma, octubre 2019) mediante numerosas asambleas territoriales donde todos los miembros de la Iglesia, especialmente, los más vulnerables, tuvieron la oportunidad de compartir sus experiencias, preocupaciones y propuestas pastorales.
Como un especial fruto del Sínodo de la Amazonía, se creó la Conferencia Eclesial de la Amazonía – CEAMA, el 29 de junio de 2020. En plena crisis de la pandemia del Covid 19.
Con la CEAMA se están generando espacios de participación y diálogo entre los Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que integran las comunidades parroquiales en la Amazonía. El proceso sinodal va avanzando significativamente. Se presta atención a todas las voces, especialmente a las que históricamente han estado marginadas
La REPAM y la CEAMA estamos promoviendo el “nosotros” social y eclesial. Esta comunión en la diversidad, nos hace capaces de fortalecer la comunidad humana y la pertenencia a la Iglesia Católica.
Desde las comunidades eclesiales se está invitando a una “conversión sinodal”, es decir, a caminar juntos, creando espacios de encuentro y diálogo para la acción socio/pastoral.
La escucha atenta es la base del camino sinodal en la Amazonía
P.: El Papa Francisco resalta que caminar juntos implica escucharnos unos a otros con amor y paciencia. En el contexto de la Amazonía, donde conviven diversas culturas y tradiciones, ¿qué significa, en la práctica, una Iglesia sinodal que se deja interpelar por las voces de los más vulnerables y marginados?
R.: La Iglesia en la Amazonía, en el intenso trabajo evangelizador desde el siglo XVI, ha tenido especial dedicación a los pueblos Indígenas, a los afrodescendientes y ribereños. Con sus luces y sombras nos hemos esforzado por inculturar el Evangelio. Ahora, de manera especial, la conversión sinodal a la que somos llamados, nos exige vivir la espiritualidad de la escucha al otro, especialmente al Espíritu Santo, comenzando en nuestra propia familia y en las comunidades parroquiales.
Tanto en la REPAM como en la de la CEAMA participan activamente miembros de los Pueblos Indígenas y ribereños, junto a Religiosas, Religiosos, Sacerdotes y Obispos. En las Asambleas Ordinarias de la CEAMA todos participan en la toma de decisiones, con voz y con voto.
La escucha atenta de los otros y la apertura a la escucha del Espíritu Santo son la base de nuestro caminar de la Iglesia sinodal en la Amazonía. De la escucha pasamos a discernir qué es lo que Dios quiere que realicemos en el día a día. Es una espiritualidad que estamos aprendiendo a vivir como seguidores de Jesús. Nuestra misión, como Iglesia, Pueblo de Dios, es anunciar el Evangelio y propiciar la cercanía a las personas con un acompañamiento respetuoso a sus costumbres y cosmovisiones.
Escuchar, discernir y actuar juntos, como comunidad eclesial
P.: El Papa presenta la sinodalidad no solo como una invitación y una llamada a la conversión. En este sentido, ¿cómo puede la CEAMA fomentar esta conversión sinodal en el liderazgo eclesial, especialmente en la toma de decisiones y la participación de los laicos y pueblos originarios?
R.: La REPAM y la CEAMA son dos espacios de acción pastoral que se complementan y se enriquecen mutuamente. La REPAM articula y coordina la acción pastoral en el territorio. La CEAMA, como Conferencia Eclesial de la Amazonía “es un organismo de la Iglesia Católica con personería jurídica, canónica y pública”, aprobada por el Papa Francisco para promover la sinodalidad y la pastoral de conjunto entre las 105 Jurisdicciones Eclesiásticas con más de 120 Obispos que están en el territorio del bioma amazónico.
La espiritualidad sinodal está dinamizando la participación de los miembros de las comunidades eclesiales. Es un proceso de escucha y de búsqueda de consensos para la acción pastoral. Uno de los métodos que ayudan a caminar juntos es la “Conversación en el Espíritu”. En ella, experimentamos la iluminación de la Palabra de Dios y compartimos con sencillez lo que nos dice. Después, me pongo a la escucha del hermano o hermana. Hacemos un momento de oración y compartimos lo que me ha llamado la atención de lo escuchado. Por último, recogemos el fruto de nuestra conversación en el Espíritu y pasamos al “nosotros eclesial” y nos preguntamos: ¿A qué nos llama el Señor?
Este es el camino sinodal: escuchar, discernir y actuar juntos, como comunidad eclesial.
La sinodalidad es un estilo de vida en el seguimiento de Cristo
P.: En el contexto actual de crisis ecológica, social y política en la Amazonía, el Papa nos recuerda que la esperanza es el horizonte de nuestro caminar cuaresmal. ¿Cómo la sinodalidad puede convertirse en una herramienta para sostener la esperanza de los pueblos amazónicos?
R.: La sinodalidad es un estilo de vida en el seguimiento de Cristo por nuestro bautismo en la Iglesia. Es un proceso de formación integral desde nuestra fe. Como dice San Pablo: “No nos acobardamos en las tribulaciones, sabiendo que la prueba ejercita la paciencia, que la paciencia nos hace madurar y que la madurez aviva la esperanza, la cual no quedará frustrada” (Romanos 5,3-5)
Los sufrimientos de los pueblos indígenas y de los que viven en la Amazonía son intensos y desgarradores, con constantes pruebas y conflictos. Necesitamos realizar una pastoral de la esperanza activa, fruto de la fe y la práctica de la caridad. Nuestra esperanza se fundamente en la Promesa de Dios que se cumple en Jesús, muerto y resucitado. Gracias a Él nuestra esperanza “no defrauda” (Rom. 5,5)
El camino sinodal para que nadie se quede atrás
P.: ¿Qué pasos debe dar la Iglesia para garantizar que nadie se quede atrás en este camino sinodal, especialmente en comunidades en situación de vulnerabilidad?
R.: Siempre tendremos que comenzar de nuevo. Esa es la Ley de la vida. La preocupación por el otro y los otros me hace salir al encuentro del hermano y hermana. El Papa Francisco nos muestra el camino sinodal para que nadie se quede atrás: la cercanía, la compasión y la ternura.
Primero, somos llamados a caminar juntos, codo a codo, a animar la participación en la vida eclesial de anunciar la alegría del Evangelio y aprender a vivir con sencillez porque todos somos hermanos y hermanas, cuidando nuestra casa común. Para ello, necesitamos ejercitarnos en la oración personal, en la conversación en el Espíritu, en el ámbito familiar y en los espacios eclesiales para ser testigos de esperanza.
Segundo, asumir el sufrimiento del que está abandonado en el camino de la vida, consolar al abatido por los problemas de vida y las injusticias sociales: “Estuve enfermo y me fueron a visitar, tuve hambre y me dieron de comer, forastero y me acogieron…” (Cfr. Mateo 25)
Tercero, la ternura como muestra de auténtica cercanía y compasión con las personas. Es la pastoral de la presencia que escucha, acompaña, alienta a seguir caminando juntos.
Caminar juntos como peregrinos de esperanza
P.: ¿Algún mensaje que quisiera dar para que sea posible profundizar en la conversión sinodal?
R.: ¡No nos desanimemos ante las dificultades! Sigamos, con más fuerza y convicción, en esta llamada del Espíritu Santo a caminar juntos, como “peregrinos de esperanza” en el proceso de una constante conversión sinodal.
Seamos agradecidos a Dios porque nos ofrece nuevas oportunidades para acercarnos a Él y servirle en las personas de nuestros hermanas y hermanos amazónicos.
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