En el día en el que la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad, que está siendo realizado en la Aula Pablo VI del Vaticano, de 2 a 27 de octubre de 2024, finalizó el módulo de las relaciones, algunos miembros del Sínodo, junto con aquellos habitualmente presentes, la secretaria de la Comisión para la comunicación, Sheila Pires, la subdirectora de la Sala Stampa, Cristiane Murray, y el prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, compartieron lo vivido en la asamblea en los últimos días.
Los presentes en este 10 de octubre fueron el prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los cristianos, cardenal Kurt Koch, y junto con el purpurado, y tres delegados fraternos, el metropolitano de Pisidia, Su Eminencia Job, el obispo anglicano de Chichester, Mons. Martin Warner y la pastora menonita Anne-Cathy Graber. En las relaciones, las otras iglesias también son un elemento importante, algo en lo que se quieren avanzar con el actual proceso sinodal.
Creatividad y desborde
Entre los temas tratados en la Aula Sinodal en los círculos menores Sheila Pires destacó la novedad de los foros realizados en la tarde del miércoles, valorados como muy positivo, según dijo el cardenal Grech. Igualmente recordó que se iniciará el módulo de los itinerarios. Los trabajos realizados en el módulo de las relaciones han sido presentados a la Secretaría del Sínodo, recordó Ruffini, que destacó el estímulo a la creatividad y al desborde, una palabra usada en Querida Amazonía por el Papa Francisco.
En ese sentido, el prefecto del Dicasterio para la Comunicación recodó la llamada del Papa a “transcender la dialéctica para reconocer un don mayor que Dios nos ofrecía. De este don inesperado se despierta una creatividad renovada”, algo que se espera lleve a un desborde misionero.
Vigilia ecuménica este viernes
En la tarde de este viernes se celebra una Vigilia ecuménica, que puede ser considerado uno de los motivos para la presencia de los delegados fraternos en la rueda de prensa. Para el cardenal Koch, uno de los elementos más importantes del actual Sínodo es su dimensión ecuménica, algo recogido en el Instrumentum laboris, donde aparece la sinodalidad como camino para el ecumenismo. La Vigilia ecuménica es algo que ya fue realizado antes del inicio de la Primera Sesión de la Asamblea Sinodal, recordó Koch. Este año, coincide con el aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, y tendrá lugar en la Plaza de los Protomártires Romanos, donde la tradición dice que fue martirizado el apóstol Pedro. Para el prefecto, rezar juntos es muy importante para avanzar en el movimiento ecuménico, Jesús no ordena la unidad, sino que reza por ella.
Koch reconoció la importancia de la presencia más numerosa y con mayor representación en la Segunda Sesión, agradeciendo al Santo Padre por haber incrementado el número de delegados fraternos. El cardenal suizo destacó los elementos positivos existentes en todas las iglesias y la necesidad que unas tienen de otras, considerando un signo muy positivo que tantas iglesias quieran estar participando de la Asamblea Sinodal.
El bautismo base del camino sinodal
Para Su Eminencia Job, delegado fraterno ortodoxo, es hermoso poder ver todo este camino sinodal, no como una innovación de la Iglesia católica sino como una implementación de la eclesiología del Concilio Vaticano II, que hizo una revolución copernicana. Partiendo del Pueblo de Dios, una eclesiología basada en el bautismo, el delegado ortodoxo lo considera base para el camino sinodal, pues existen otros bautizados más allá de la Iglesia católica, lo que ayudó al diálogo entre las iglesias cristianas a partir del Vaticano II.
El diálogo entre católicos y ortodoxos aborda la cuestión de la autoridad, la sinodalidad, el primado, los ministerios en la Iglesia, algo tratado durante años en un diálogo que, además de ser un avance en el camino de la unidad, puede dar frutos en la vida interior de cada Iglesia. Igualmente, señaló que le llama la atención la convergencia de los diálogos entre las diferentes confesiones, que no buscan solo un acuerdo, un compromiso, sino “establecer la base para nuestra vida común, que puede llevarnos a la unidad de los cristianos”.
Importancia de la relacionalidad
Mons. Warner habló sobre las diferencias entre los sínodos anglicanos y el actual Sínodo, que “nos ha recordado la importancia de la relacionalidad”, dadas las profundas relaciones que se están dando, el hecho de mirarse como familia, respetar las diferencias, reconocer la importancia del intercambio de dones. Igualmente recordó que los sínodos anglicanos son deliberativos, recordando que el Papa Francisco ha advertido sobre los riesgos del modelo parlamentario. En esa perspectiva destacó la importancia de la conversación en el Espíritu para responder a los retos, y la importancia de la oración y del silencio en el proceso sinodal, que “nos recuerda que nos hallamos bajo la autoridad de Jesucristo”.
Una Iglesia que apostó por la paz
La Iglesia menonita es una iglesia poco conocida, que pertenece a la tradición de la reforma del siglo XVI, caracterizada por elegir el camino de la no violencia, recordó Anne-Cathy Graber. La pastora manifestó su alegría por haber sido invitada al Sínodo, todavía más si se tiene en cuenta que la Iglesia católica no necesita la voz de la Iglesia menonita, una Iglesia pequeña. Para ella, eso hace ver que cada voz, cada cultura, cuenta, que cada país tiene la misma importancia. “La unidad de los cristianos no es una promesa para el mañana, es ahora”, afirmó, para que es necesario acogida generosa.
Junto con ello insistió en que “somos delegados fraternos, no solo observadores”, recordando que estamos hechos de la misma carne, del mismo Cuerpo de Cristo, lo que motiva que toda voz y presencia sean acogidas. Recordó que, como se dijo en la Aula Sinodal, “estamos viviendo el desborde, se experimenta un desborde la fraternidad”, haciendo propios el sufrimiento y esperanza las otras iglesias. Desde ahí es importante superar las desilusiones ecuménicas, no contentarnos con la idea que tenemos de otra iglesia, pues no debe haber una Iglesia que camina desde arriba, sino todas caminar juntas.