La Asamblea Sinodal del Sínodo sobre la Sinodalidad, que inició su Segunda Sesión el pasado 2 de octubre, entra este sábado en su momento conclusivo, con la lectura y aprobación del Documento Final y la misa de clausura, que será celebrada el domingo 27 de octubre en la Basílica de San Pedro, en la que será inaugurada la restauración del Baldaquino de Bernini.
Lo escrito, escrito está
Un Documento ante el que ahora mismo sólo se puede decir: “alea jacta est” (la suerte está echada), o también “lo escrito, escrito está”, pues ya no caben correcciones, solo leer, el sábado por la mañana, y votar parágrafo por parágrafo, en la tarde del sábado. Un texto que es fruto de un trabajo colectivo, del “mes sinodal de caminar juntos a la escucha de tu Espíritu”, como rezaban en la oración con la que se ha iniciado el día.
Un tiempo en el que han palpado la presencia de Dios en medio de la Asamblea, y han sido “transformados por este proceso”, siendo una profunda “experiencia espiritual y eclesial de escucha, diálogo y discernimiento en común”, donde se ha experimentado la fraternidad del encuentro más allá de las diferencias. Una asamblea en la que han sido llamados “a tejer la comunión al servicio de la misión, fortaleciendo la participación de todos”.
Misioneros de la sinodalidad
Siguiendo el pedido de “ser misioneros de la sinodalidad, llevando al mundo un mensaje de paz, de reconciliación y de esperanza”, a partir del momento en que el Documento Final sea aprobado, independientemente de las palabras concretas recogidas en él, es tiempo de dar pasos que ayuden en su recepción, divulgación, interpretación, formación, reflexión, implementación y vinculación.
Encontrar mecanismos para que todos los bautizados y bautizadas puedan acoger el documento como algo propio, como un instrumento de ayuda para el trabajo evangelizador, con un lenguaje que pueda ser entendido, destacando los elementos buenos que encierra, que ayudarán a profundizar en el mensaje del Concilio Vaticano II y en lo que significa una Iglesia sinodal.
Implementar en todos los niveles de Iglesia
Un Documento que debe ser vehículo de formación, para todo el Pueblo de Dios, desde los obispos hasta el laicado, con cursos, conferencias, videos, post en redes sociales, a través de todos los posibles modos. Un texto que lleve a la reflexión teológica, expresada en artículos científicos, congresos, libros colectivos… Pero sobre todo un texto que sea implementado en todos los niveles de Iglesia, en las comunidades, parroquias, diócesis, pastorales, organismos, seminarios, visando un cambio de estructuras eclesiales, de nuevos planos pastorales, de métodos sinodales de discernimiento, de una ministerialidad más explícita y para todos y todas, de una Iglesia ad extra. Y eso todos juntos, o al menos vinculados con quienes quieren seguir remando, con más o menos fuerzas, con mayor o menos disposición, pero siempre hacia adelante.
No olvidemos que Sínodo es punto de partida y no punto de llegada, que más que el evento sinodal, tenemos que considerar el proceso sinodal. Hay muchas puertas abiertas que no podemos dejar de ultrapasar, siguiendo el ejemplo de un Papa al que no le falta la valentía para seguir caminando, aunque a veces tenga que usar un bastón y otras ser empujado en una silla de ruedas. Nada nos impide seguir, y seguiremos empeñados, cada uno a su modo, para que la Iglesia sea más sinodal, independientemente de lo que esté escrito en un texto que tenemos que convertir en letra viva que llena de vida a todos y todas.
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