La Asamblea de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), que se realiza en Manaos (Brasil) de 23 a 26 de agosto de 2024, ha abordado el actual proceso sinodal y el aporte de la Ceama y la Repam a la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal. Un proceso que según Agenor Brighenti es un momento especial en la Iglesia, dado que “por iniciativa del Papa Francisco, estamos haciendo el paso del Sínodo de los Obispos a una Iglesia sinodal”.
Sinodalidad un estado permanente de ser
En su opinión, “este Sínodo no quiere ser un evento puntual”, porque “la sinodalidad es constitutiva de la Iglesia, es un estado permanente de toda la Iglesia ser”, buscando “implementar una Iglesia comunión y participación para la misión, en la corresponsabilidad de todos los bautizados”.
Para el teólogo brasileño, se quiere rescatar un principio que reinó en la Igreja del primer milenio: “lo que concierne a todos debe ser discernido y decidido por todos”. Brighenti habla de acontecimientos paradigmáticos, como es la Constitución Apostólica Episcopalis Communio, que dice que el Sínodo de los Obispos precisa ser “un canal proporcionado más a la evangelización del mundo de hoy, que a la autopreservación de la Iglesia”, lo que demanda escucha del Pueblo de Dios.
En segundo lugar, el Sínodo para la Amazonía, con su amplio proceso de escucha, participación de no obispos, también mujeres, un Documento Final de carácter oficial. Junto con eso, la Primera Asamblea Eclesial, con un proceso de participación desde abajo, a partir de las Iglesias locales, teniendo los obispos como miembros de la Asamblea y no una instancia que se sobrepone a ella. El actual Sínodo inició el proceso desde abajo, después en asambleas continentales, la Asamblea Sinodal y la vuelta a las iglesias locales. Todo como parte del proceso, con todos los miembros con derecho a voto, incluidas las mujeres.
Igualmente, destacó como acontecimientos providenciales la Conferencia de Aparecida, que retoma el Vaticano II, y la elección del Papa Francisco, que reimpulsa el Vaticano II y en Evangelium Gaudium universaliza Aparecida, promoviendo una Iglesia sinodal. Antes de eso, como acontecimientos fuente, el Vaticano II, que supera una Iglesia de Cristiandad, y la Conferencia de Medellín, que promueve una nueva evangelización, teniendo en las comunidades eclesiales de base “la célula inicial de la estructuración eclesial”, una Iglesia pobre y para los pobres.
Jesús no vino para una visita rápida
Birgit Weiler, abordó la cuestión de los lugares en el Instrumentum Laboris del Sínodo, valorando su relación con la cultura y los contextos, lo que nos lleva a hablar de encarnación, siguiendo el actuar de Jesús, que se hizo uno de nosotros, “Jesús no vino para una visita rápida, Él entró en un contexto y desde allí anunció el Reino de Dios”, afirmó.
Según la religiosa, la sinodalidad requiere experiencias, mostrando que dar importancia al lugar no significa ceder al particularismo o al relativismo, destacando la pluralidad de manifestaciones de Dios y una unidad que no es uniformidad, pues católico es unidad en la diversidad. En la misma línea, subrayó que la diversidad no es una amenaza para el catolicismo, y sí un enriquecimiento. Eso porque, siguiendo lo dicho en Querida Amazonía, no hay un único modelo cultural para el cristianismo.
Una de las consecuencias de la globalización es la gran movilidad humana, algo presente en la Amazonía, lo que lleva a decir que el lugar ya no puede entenderse en términos puramente geográficos y espaciales, es una red de relaciones. Igualmente, la importancia del mundo virtual, algo muy presente en el mundo urbano. Weiler reflexionó sobre el lugar de la Iglesia local como espacio de articulación y la necesidad de identificar caminos a seguir, y dar respuestas en las Iglesias locales y en su relación con el obispo de Roma, presentando la Ceama como “una escuela de sinodalidad”.
Llamada a la renovación del Pueblo de Dios
Las implicaciones del Sínodo sobre la Sinodalidad para la Amazonía a partir del Instrumentum laboris, son, según la presidenta de la Confederación de los Religiosos de Latinoamérica y Caribe, Liliana Franco, un descubrir la llamada que se hace a la alegría y a la renovación del Pueblo de Dios, a aprender de la realidad releída desde la Palabra, la Tradición, los testimonios y los errores. Los fundamentos serían la Iglesia Pueblo de Dios como sacramento de Unidad, el significado compartido de sinodalidad, la unidad como armonía en las diferencias, el ser hermanas y hermanos en Cristo en una reciprocidad renovada, y la llamada a la conversión y a la reforma.
Junto con eso, Liliana Franco destaca la existencia de relaciones solidarias, desde una conversión relacional, y de itinerarios, en la formación, el discernimiento, la toma de decisiones y la transparencia. De ahí surge, una formación integral y compartida, con testigos, hombres y mujeres, capaces de asumir la misión de la Iglesia en corresponsabilidad y en cooperación con la fuerza del Espíritu, en una conversión continua de actitudes, relaciones, mentalidades y estructuras, que lleve a ver la eucaristía como lugar fundamental de formación a la sinodalidad, la familia como lugar de educación en la fe y de práctica cristiana, y la necesidad del diálogo intergeneracional.
Discernimiento desde la escucha y la Palabra de Dios
La presidenta de la CLAR, sobre las características de la formación, dice que debe ser no puramente teórica, con experiencias vitales, integral, acompañada, encarnada en las culturas y que incorpore la cultura digital, para lo que presentó una serie de propuestas. Se trata de buscar nuevos caminos, de saber que discernir supone compartir en perspectiva de la misión común y por eso al discernir se articula en comunión, participación y misión. La referencia de todo discernimiento es la escucha de la Palabra de Dios, sabiendo que el discernimiento no es una técnica, es una práctica que cualifica la vida y la misión de la Iglesia.
Desde ahí subraya que Dios habla de muchos modos y existen diversos niveles de discernimiento, sabiendo que es algo que exige disposiciones, formación, criterios teológicos y metodologías sinodales, ampliar los escenarios de la participación. Las decisiones deben ser conformes a la voluntad de Dios, respetando y valorando a cada miembro, en vista de una decisión compartida, sinodal, que responda a cada contexto, con una participación efectiva de las mujeres en los procesos de elaboración y de toma de decisiones, con transparencia, rendición de cuentas, evaluación, en vista de la transparencia, lo que se remonta a la Iglesia apostólica, para así no alimentar el clericalismo.
Animarnos a la radicalidad
Continuando con la conversación en el Espíritu, los participantes fueron invitados a preguntarse quiénes somos, teniendo en cuenta lo que dice el Documento Final del Sínodo para la Amazonía sobre la organización de un organismo eclesial que implemente el Sínodo y promueva la integralidad ecológica, y la Querida Amazonía, en vista de la participación de todos los actores eclesiales y de la sociedad civil, donde se daban detalles para la creación y funcionamiento de la Ceama, en una estructura flexible y adaptable, que configure un organismo participativo, con un objetivo claro. Desde ahí fueron invitados a responder a cómo la Ceama puede ser fuente de esperanza y de vida en el caminar de las iglesias de la Amazonía.
Un camino que apoya y anima el Papa Francisco, como constató el prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, cardenal Michael Czerny, que dijo estar en la Asamblea de la Ceama para escuchar, acompañar y representar al Papa Francisco, mostrando su alegría por participar. En una misa en fueron recordados los mártires de la Amazonía, dijo que celebramos las fiestas de los mártires “para animarnos a la radicalidad”. Afirmando que “no estamos obligados a imitarles, porque cada uno respondió a su situación según el Espíritu, pero todos tienen en común la radicalidad de la fe, y eso sí que es algo que estamos obligados a imitar”, pidiendo la intercesión de San Bartolomé para concedernos la gracia de la radicalidad.
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