Vivimos una época que tiene muchos cambios y urgencias pastorales, en la que la Iglesia está llamada a renovar sus procesos internos para responder con fidelidad y audacia al Evangelio. En este contexto, el artículo “El discernimiento eclesial para la misión”, escrito por la Hna. Gloria Liliana Franco Echeverry y publicado en la Revista Medellín, constituye una valiosa herramienta de reflexión para toda la comunidad eclesial.

La autora, religiosa y teóloga con experiencia pastoral, invita a mirar el discernimiento como una actitud vital que permite a la Iglesia mantenerse fiel a su identidad misionera. El texto completo está disponible para descarga en el sitio web del Observatorio Latinoamericano de la Sinodalidad.

El discernimiento como estilo espiritual y pastoral

El discernimiento es presentado por la Hna. Franco como una práctica espiritual, una forma de situarse ante la vida con atención a los signos de Dios en la historia: “El discernimiento eclesial no es una técnica organizativa, sino una práctica espiritual que hay que vivir en la fe” y que “supone acoger la transversalidad de la escucha y la horizontalidad de la participación”. Esto implica una Iglesia que se abre al Espíritu, que escucha activamente, especialmente a quienes han sido históricamente marginados.

La autora resalta que el discernimiento debe partir de la realidad concreta, compleja y plural. Por ello, no basta con manejar datos o estadísticas; lo central es desarrollar una mirada contemplativa y compasiva: “La clave fundamental frente a la abundancia de instrumentos para recoger e interpretar la información es, sensibilidad, compasión, misericordia”, afirma Franco, subrayando que la verdadera comprensión nace de la empatía y el encuentro con el otro. Esta perspectiva convierte el discernimiento en un camino de comunión y transformación.

Discernir, entonces, implica una apertura continua a la voluntad de Dios. Supone humildad, silencio, libertad interior y alegría. Como bien dice la autora, “el discernimiento conduce a la salida misionera. Lanza, desacomoda, transforma, envía”. Es una dinámica que no solo ilumina las decisiones pastorales, sino que configura el corazón creyente para vivir con radicalidad el seguimiento de Jesús.

Discernimiento, sinodalidad y conversión misionera

El texto insiste en que el discernimiento es un camino eclesial, comunitario, sinodal. Es un proceso en el que todo el Pueblo de Dios debe implicarse. Como lo recoge el Documento Final del Sínodo citado por la autora: “El discernimiento es tanto más rico cuanto más se escucha a todos. Por eso es esencial promover una amplia participación en los procesos de discernimiento, cuidando especialmente la implicación de quienes se encuentran en los márgenes de la comunidad cristiana y de la sociedad”.

Esta perspectiva hace del discernimiento una herramienta para la conversión pastoral. La autora retoma la expresión “Ecclesia semper reformanda” y señala que se trata de una reforma espiritual y estructural, donde la Iglesia se despoja de seguridades para responder a los desafíos del mundo de hoy. En este proceso, añade, “la Iglesia consciente de su identidad de discípula misionera, está invitada a un desborde místico que la conduzca a peregrinar al interior sin tregua, y al exterior sin excusa”.

La religiosa Hna. Gloria Liliana Franco destaca que discernir es construir comunidad, es cultivar el “nosotros eclesial”. En sus palabras: “El discernimiento es una andadura que conduce a desentrañar las huellas de Dios en la realidad y sólo adquiere su pleno sentido en la medida en que el corazón se va transformando en un corazón apasionado por Dios y por la humanidad”. En tiempos de incertidumbre, esta propuesta ofrece una brújula para avanzar con esperanza y decisión.

Descargue el artículo completo aquí.

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