Trump en tiempos de guerra y de sinodalidad

Alejandro Ortiz
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Por: Alejandro Ortiz*

27 de febrero de 2025

Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha generado un movimiento de conversión y reforma eclesial de gran hondura para la Iglesia católica. Se le reconocerá como el Papa de la Sinodalidad y de las grandes encíclicas, como Laudato Si y Fratelli Tutti

Este dinamismo eclesial es una invitación fresca a un modo nuevo de ser y estar en el mundo, en consonancia y siempre en continuidad con el Concilio Vaticano II que, a la vez buscaba lo mismo: un aggiornamento al mundo de ese entonces, respondiendo a los signos de los tiempos más apremiantes de ese momento histórico. 

Podemos decir que los principales signos de la época eran: (a) un mundo geopolítico bipolar con su respectiva guerra fría (Estados Unidos versus la URSS, ahora Rusia); (b) un floreciente capitalismo industrial (nacido después de 1945) que deterioraba velozmente el medio ambiente (recordemos que será hasta la década de los setenta del siglo pasado que se escribirá Los límites del crecimiento del Club de Roma y diez años después el Informe Brundtland); (c) el surgimiento de múltiples movimientos y protestas sociales, generando un ambiente social y político de novedad y sobre todo de posibilidad de una nueva realidad.

Hoy nuestra realidad global es diferente. La geopolítica actual es multipolar, donde China se ha incorporado como contendiente poderoso a la nueva hegemonía mundial, junto con Estados Unidos y Rusia. Otros, al no poder contender como países, disputan el poder global como bloques, así podemos entender la Unión Europea y los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). 

Otro elemento es que el capitalismo industrial está en crisis por la escasez de recursos fósiles, generando una dinámica de rapiña y despojo de los pocos recursos naturales que aún tenemos. Además, con el tiempo han surgido otras formas capitalistas que mantienen un orden mundial en colapso civilizatorio. Por último, han surgido múltiples organizaciones, movimientos, resistencias, luchas y procesos de dignidad que defienden la Madre Tierra, a las poblaciones más vulneradas, a los recursos naturales y que están en contra de la lógica de la “guerra permanente”, expresión de Jean Baptiste Jeangène para decir que existe un despertar estratégico donde los procesos de guerras mundiales ya dejaron de ser eventos ocasionales, sino más bien son elementos necesarios para pensar el desarrollo mundial.

En este momento histórico injusto y complejo que estamos viviendo como humanidad surge la figura simbólica de Trump, que nos está diciendo cómo se está dando y hacia dónde se dirige la producción de un nuevo orden mundial. De ahí que tratar de entender a Trump no significa comprender a Donald el sujeto, sino implica comprender el proyecto global que están construyendo las nuevas hegemónicas del mundo actual.

Algunas claves para comprender el fenómeno Trump

Por la brevedad del espacio, solo indicaremos algunas claves que nos parecen indispensables para comprender el actual momento por el que atraviesa el mundo entero. 

  1. Trump es una ventana que nos deja ver claramente el capitalismo occidental actual. Este capitalismo se siente herido y ofendido por el capitalismo chino. Se siente desplazado, pero sobre todo minimizado. De ahí que quiera volver a ser grande otra vez como dice su lema político. 
  2. El gigante empequeñecido ubica que es necesario cambiar de amigos. De ahí que quiera aliarse con Rusia para estar en contra del gran enemigo China. Ya lo hicieron hace más de setenta años contra los nazis, ahora el enemigo busca convencer a Rusia para que vuelva a estar a su lado. El regalo con que lo está seduciendo es otorgarle la victoria en su guerra contra Ucrania, haciendo a un lado a la Unión Europea y sobre todo a la propia Ucrania. Recordemos que uno de los principales motivos de esta guerra es el control de los recursos naturales de Ucrania y que en esta nación se encuentran los principales gasoductos para surtir de gas a Europa desde Rusia. Si gana, volverá a controlar el precio del gas y de los recursos que necesita Europa. De ahí la necesidad urgente de los países europeos de ‘meterse’ en las pláticas de paz.
  3. Se ha dado cuenta que China se ha convertido en unos de los principales inversionistas del continente latinoamericano y caribeño. Tal vez lo ha despertado del sueño el imponente puerto realizado en Perú que permitirá el flujo de mercancías, así como la carretera interoceánica que cruza todo el ancho de Sudamérica. De ahí que ‘sienta’ que debe volver a poner ‘orden’ en el continente que tradicionalmente sólo él, Estados Unidos, ha intervenido, y volverlo a organizar a su modo. Y ahora lo está haciendo con gritos, con deportaciones masivas y con aranceles.
  4. Alan Badiou dice que Trump es un síntoma del sistema. Un sistema ‘dominante’ herido que siente que debe de dar pasos gigantes para recuperar su posición hegemónica de nuevo. Es un sistema grosero, cínico, que ya no quiere fingir y tener buenas maneras, solo lo que quiere es volver a sentirse dueño del mundo. Con ello está desapareciendo la ‘política tradicional posguerra’ de 1945, y se está construyendo una nueva política global vulgar, y su único argumento es la fuerza. Martín Caparrós llama lo anterior ‘cacocracia’, o el poder de los peores.
  5. Y es posible posicionarse de esa manera ante la crisis de la democracia actual. La gente común y normal, en general desconfía de sus líderes políticos, que han quedado mal con sus promesas y se siente traicionada por ellos. Y en parte tienen razón, muchos gobiernos no pudieron generar procesos de cambio social verdaderos. En América Latina y el Caribe la izquierda ha quedado mal y a deber. De ahí que se han cansado de los líderes tradicionales y han votado por lo inimaginable, como en Argentina o en El Salvador, y en casos como Venezuela y Nicaragua la revolución se ha convertido en dictadura. El pueblo norteamericano desempleado y empobrecido ha votado por Trump: ¡ellos también quieren ser grandes de nuevo!
  6. En este “ocaso de la democracia”, como dice Anne Applebaum, la nueva política ya no se basa en promesas a cumplir (Trump ha cumplido sus amenazas hasta ahora), sino en crear expectativas mesiánicas. Crear un ambiente de incertidumbre a través de anuncios exagerados y de la generación de mentiras exponenciales, ayuda a dar un halo mesiánico que todo lo controla y todo lo puede. Además, pocos se atreven a contrariarlo. No es un mesías político milagroso, sino poderoso.
  7. Trump no solo es la respuesta que da el poder transnacional, que se siente desplazado de la hegemonía mundial, sino UN modo de respuesta. Los modos son importantes. No se trata solo de un país que se siente humillado y desplazado en la actual geopolítica, y que busca de manera rápida y violenta recuperar su lugar perdido, sino que busca hacerlo y decirlo de un modo que no solo le queda claro al receptor, sino que le produzca emociones negativas, como el miedo o el peligro. De ahí que varios analistas lo catalogan como neofascismo. Trump representa un neofascismo donde los migrantes son los criminales a perseguir, donde con valores de extrema derecha borra en minutos derechos ganados, como en el caso de las mujeres. Como buen neofascista es un criminal real, como ahora también lo es Milei con el tema de las criptomonedas, o Bukele con el tema de los derechos humanos de los presos. Esto es de lo más preocupante ¿cómo hemos permitido que criminales reales, con delitos comprobados, sean presidentes de sus países?
  8. ¿Por dónde se avizora este nuevo orden en construcción? Por las tecnologías, no hay dudas. Será el capitalismo digital el que concentre todas las fuerzas, procesos y dinámicas que provocan los otros capitalismos (el industrial, el financiero, el farmacéutico, el criminal, etc.). De ahí que empiece a gestionarse una nueva geopolítica global que incluye poner a las grandes empresas tecnológicas a la cabeza: Nvidia, Microsoft, Amazon, Facebook, Apple, Musk, donde la Inteligencia Artificial será central. Pero también incluye hacer un reordenamiento de las bandas criminales o cárteles del narcotráfico. En este juego Estados Unidos va solo, dejó el acuerdo con Europa que hicieron después de la Segunda Guerra Mundial y “el decidirás” a sus cómplices, entre ellos Israel y Rusia.
  9. Algo nuevo está naciendo y no es bueno. Debemos analizarlo y enfrentarlo con nuestro modo liberador.

A modo de conclusión podemos decir que el fenómeno Trump, y todo lo que representa, es una gran amenaza mundial. De ahí que sea necesario fortalecer nuestros procesos de dignidad en nuestras comunidades, crear grupos de estudios desde nuestras realidades latinoamericanas y caribeñas y, sobre todo, mantener y fortalecer nuestros liderazgos. Líderes morales como el Papa Francisco representa el otro lado de la moneda, y su propuesta de la sinodalidad hoy es más urgente que nunca. Ahora se trata de que la Iglesia Pueblo de Dios en salida pueda enfrentar desde sus propias trincheras y de manera sinodal el nuevo orden que se está construyendo.

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