La Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal, que está siendo realizada en el Aula Pablo VI del Vaticano, de 2 a 27 de octubre, está en el ecuador. Se ha iniciado este lunes la tercera de las cuatro semanas en que se divide esta fase del proceso sinodal, si contamos el retiro previo.
Itinerarios: procesos de decisión, transparencia, responsabilidad y evaluación
La asamblea está debatiendo sobre el módulo de los itinerarios. Este módulo, recordó Sheila Pires, secretaria de la Comisión de Comunicación, se refiere al tema de los procesos de decisión, transparencia, responsabilidad y evaluación. Según Pires, se relataron experiencias relacionadas con estos temas en diversos lugares, entre ellos la Amazonía, destacando “la dificultad de encontrar armonía entre las tradiciones cristianas y los ritos locales”. Esto ocurre, según dijo, “porque la Iglesia en el pasado ha descuidado la diversidad y la complementariedad entre las culturas”, afirmó.
Asimismo, Pires informó de las conversaciones sobre la implicación de los niños en la vida de la Iglesia, la valoración de los catequistas, la escucha de los jóvenes, la inclusión de las escuelas católicas en los procesos de evangelización y formación. Una realidad que surgió con fuerza fue la violencia sufrida por las religiosas, no sólo abusos sexuales, sino abusos de poder y de conciencia, así como abusos espirituales. Estas situaciones a menudo se ocultan debido al comportamiento patriarcal de la sociedad, y es necesario introducir procedimientos y sistemas en las diócesis y conferencias episcopales para tratar estos problemas. También se hizo un llamamiento para garantizar la dignidad de las mujeres consagradas y laicas, y se reflexionó sobre la falta de presencia femenina en la formación de los seminarios para lograr una formación equilibrada.
Procesos de toma de decisiones
Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación, resaltó la reflexión en torno a los procesos de toma de decisiones, la necesidad de crear consejos al respecto con la presencia de laicos y expertos. Abordó nuevamente la cuestión de los abusos y de la transparencia en ese campo y en de las finanzas como elemento fundamental en una Iglesia sinodal, una transparencia que debe equilibrarse con la confidencialidad. Una rendición de cuentas que también se les deba hacer a los pobres. Igualmente abordó cuestiones relacionas con el Código de Derecho Canónico, insistiendo en que no puede ser herramienta constrictiva y sí de defensa de los más pobres. Como antídoto al clericalismo propuso relaciones dinámicas, envolviendo a más personas en la toma de decisiones.
Ponerse más radicalmente al estilo de Jesús
Entre los invitados a la Sala Stampa, la primera a dirigirse a los periodistas, a quienes agradeció por su servicio a este proceso sinodal, fue la presidenta de la Confederación de Religiosos y Religiosas de América Latina y el Caribe, Liliana Franco. En el Módulo de los Itinerarios, en el que se ha profundizado en los últimos días destacó cuatros grandes temas: formación, discernimiento, participación y rendición de cuentas, que “nos ponen más radicalmente al modo de Jesús”, al estilo del Evangelio, “al estilo que tiene que permear todo lo sinodal”. Una respuesta a la gran pregunta de la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal: ¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?
Para Liliana Franco, “la formación solo tiene sentido si nos hace mejores testigos”, que tiene que ser integral, con base humana, inclusiva, en contexto, en atención a la realidad, subrayando la necesidad de una formación con otros, juntos. Una formación que pone la mirada en los niños y en los jóvenes, en el con ellos y como ellos, nuevos modos de formación que nos permitan ser mejores testigos. Sobre el discernimiento lo ve como “el modo de descubrir lo que el Espíritu quiere de la Iglesia”, discernimiento personal y comunitario para buscar juntos en la diversidad “el hacia donde de nuestra vida en misión”, con estructuras e instancias más participativas. Finalmente, se refirió a la transparencia y rendición de cuentas, más que como medio, como cultura que se tiene que anclar en la Iglesia, como modo de ser y de estar, como algo natural.
El proceso sinodal en Ruanda
En segundo lugar, el obispo de Cyangugu, Mons. Edouard Sinayobye, que ve el actual proceso sinodal como algo inspirado en lo vivido y hecho por los apóstoles tras recibir el Espíritu Santo en el Cenáculo. Para Ruanda, el proceso sinodal es oportunidad de unidad y reconciliación, después de 30 años del genocidio, algo difícil, dada la necesidad de acompañar a las víctimas y a los verdugos, siendo así un Kairós, en vista del avance en la comunión, que ha llevado a fomentar en la Iglesia ruandesa una pastoral de la unidad y de la reconciliación.
En esa perspectiva, el obispo ve en el proceso sinodal, en el que todos participan, desde los niños hasta los ancianos, una oportunidad para profundizar en los fundamentos teológicos y bíblicos que “nos muestran que somo uno”, un mensaje que ayuda al pueblo a caminar juntos, a reforzar la unidad y la reconciliación, dado que después de lo sucedido, no es fácil volver a caminar como hermanos y hermanas, asumir un estilo de vida fraterno y espiritual, de salir salir al encuentro de todos, aprender a ser misioneros y formarse en la praxis misionera, lo que se está llevando a cabo a través de diversas experiencias, relatadas por el obispo.
Discernimiento eclesial para la misión
Finalmente, el arzobispo de Riga (Letonia), Mons. Zbigņevs Stankevičs, ve que este Sínodo responde al deseo de implicar a todo bautizado en la misión de la Iglesia para evangelizar el mundo, algo a lo que dijo haber estado muy presente en su ministerio desde que fue ordenado obispo. Se trata de liberar los dones y carismas de todos los bautizados, y esa es tarea de los obispos, del clero, destacando la importancia de la corresponsabilidad y de la descentralización, como expresión de la comunión eclesial.
El obispo reflexionó sobre el número 58 del Instrumentum Laboris de la Segunda Sesión de la Asamblea Sinodal, que aborda la cuestión del discernimiento eclesial para la misión. Resaltó que el objetivo final del Sínodo es la misión, por lo que es necesario que las estructuras de la Iglesia sean más misioneras. Para ello hizo un llamamiento a profundizar en las experiencias de las conferencias episcopales, en las escuelas de evangelización, buscando una formación misionera, algo que ya se está llevando a cabo a través de experiencias concretas.